La directora Sally Potter (“Orlando”) nos ofrece esta interesantísima comedia negra que indaga en la clase media-alta británica y sus contradicciones, sus ideologías políticas, los prejuicios hacia las religiones y otro tipo de dogmas que contrastan con el racionalismo del cual hacen gala de abanderar y abrazar.
El largometraje cuenta la historia de Janet (Kristin Scott Thomas), quien acaba de ser nombrada ministra del Gobierno y, por ello, varios amigos se juntan para festejar su nombramiento. Sin embargo, lo que comienza como una celebración terminará de desbandarse ante varias cuestiones que salen a la luz en aquella pequeña reunión.
El film posee una puesta cuasi teatral que se desarrolla en un único lugar representado en la casa de la protagonista y de su marido Bill (Timothy Spall). Es allí donde irán llegando los diversos invitados interpretados por un elenco estelar e inmejorable compuesto por: Patricia Clarkson, Bruno Ganz, Cherry Jones, Emily Mortimer, Cillian Murphy. En general, estos actores consagrados siempre componen personajes secundarios y pocas veces logran protagonizar una obra, por lo cual hace más pintoresco el hecho de que se hayan reunido para esta ocasión.
La directora parece haber dado justo en la tecla al erigir este relato que tiene un formato similar a las últimas películas de Roman Polanski como “Venus in Fur” (2013) y “Carnage” (2011), que comprenden dos adaptaciones cinematográficas de obras teatrales con fines narrativos similares. Potter intenta indagar en la naturaleza humana y en sus miserias, en los engaños, la ocultación de ciertas verdades, lo contradictorio del accionar de las personas y sus maniqueísmos intrínsecos. A su vez, se pone en tela de juicio el espíritu vengativo y revanchista que suelen tener las personas para con sus seres queridos ante períodos turbulentos de las relaciones maritales y/o familiares. Por otro lado, hay una profunda crítica a las ideologías políticas reinantes de la sociedad británica así como también un posible comentario sobre el Brexit que ocasionó una división dicotómica en los miembros de la población y sus representantes políticos.
Como siempre, habrá una guerra entre los intelectuales y los representantes políticos y banqueros cuyas ideologías chocan, pero lo más interesante del relato está compuesto en aquellos choques que están motivados por conversaciones y diálogos muy logrados que sacan a relucir la forma inteligente en que el guion establece y termina de conformar las psicologías de sus personajes. El guion resulta sencillo y eficaz a los fines narrativos del relato llevando la acción hacia un in crescendo constante que termina de afianzarse en los momentos finales donde se da un giro inesperado y que dota a toda la obra de una marcada idea de sentido.
La fotografía de Aleksei Rodionov, que ya había trabajado con la autora en “Orlando”, exige un eficaz y grandioso blanco y negro que, además de ser realmente bello y espléndido, sirve para acrecentar ese aire enrarecido por el que atraviesan los personajes.
“The Party” es una comedia negra eficaz, llena de giros narrativos ingeniosos que saca a relucir la hipocresía de la burguesía por medio de la irreverencia y la frescura de su guion. El elenco es otro de los grandes aciertos de la obra que hacen que este relato se eleve. Un film interesante, agudo y sumamente entretenido que nos hará divertir a lo largo de sus escuetos 71 minutos de duración.