En primera instancia llama la atención que detrás de la manufactura de este film esté Kenneth Branagh, actor y hombre de cine que recreó a Shakespeare a través de títulos como Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces y el emblemático Hamlet, entre otras. Pero también se aproximó al thriller con Volver a morir, a la comedia con Los amigos de Peter y hasta a la ópera con La flauta mágica, así que quizás no sorprenda tanto que ahora se ocupe de un superhéroe clásico de la editora Marvel como Thor; teniendo en cuenta además su carácter épico, ataviado con toques medievales y escandinavos.
Sea como fuere, la adaptación del cómic ofrece innovaciones pero es respetuosa del original, narrando la mitología del dios del trueno expulsado de su mundo por su padre Odín, rey del planeta Asgard, y confinado a la Tierra como castigo. La trama arranca en el presente en Estados Unidos y va alternando entre este mundo, el del héroe y la tierra de los Hombres de hielo, acérrimos enemigos de los asgardianos. La película propone fundamentalmente un gran espectáculo visual, con abundante acción, pero incluyendo también algunos elementos dramáticos que, claro está, son del gusto de Branagh. En especial la rivalidad entre los hermanos Loki y Thor, enfrentados por el afecto de su padre, la lucha por el poder y la posesión del famoso martillo Mjolnir. Con notables diseños escenográficos y digitales y un lucido vestuario, Thor no descolla pero entretiene y se reserva muchas alternativas para una indisimulada secuela. Dentro de un elenco de figuras que incluye a Natalie Portman, Anthony Hopkins, Stellan Skarsgård, René Russo y Samuel L. Jackson, se destaca el joven Tom Hiddleston como el conflictuado hermano de Thor.