Martillazos y toque de autor
Si bien lo que se espera de un “tanque” como Thor es un gran despliegue visual y una historia que por lo menos sea acorde a los más de 40 años que lleva el personaje siendo editado, hay que decir que el nuevo filme de Kenneth Branagh es bastante más que eso.
Con un declarado fanático del héroe de Marvel como realizador, la principal fortaleza del filme radica en su cada vez más novedosa forma de vincular los diversos mundos que conforman los superhombres de Marvel (y que se unirán en la ya esperada versión de “Los Vengadores” que hace unos días comenzó a filmar Joss Whedon) con los conflictos principales de cada personaje.
Porque mucho se ha dicho sobre lo shakesperiano que puede significar la relación familiar entre el “Padre de todo” Odín (Anthony Hopkins) y sus dos hijos: el heredero al trono, Thor (Chris Hemsworth, toda una revelación) y Loki (Tom Hiddleston), ambicioso por tomar el lugar de su hermano.
Luego de desobedecer a su padre, Thor será desterrado de Asgard y enviado a la Tierra, donde conocerá a un grupo de científicos entre los que se encuentra Jane Foster (Natalie Portman) que intentará ayudarlo a regresar a su tierra natal.
Si bien la cinta intenta mezclar tonos cómicos con dramáticos, los momentos más logrados se encuentran en esa constante familiar que sirve como motor para el héroe. Precisamente en esos instantes es donde se ve la mano eficaz y la experiencia de Branagh, que ya adaptó obras clásicas como Carlos V, Hamlet y La Flauta mágica.
Allí donde Michel Gondry fracasó con su versión de El avispón verde, el director irlandés logró imponer su identidad en un género que se jacta de no necesitarlo.
Aún cuando la reunión de Los Vengadores viene siendo mencionada desde la primera película de Iron Man, tal vez sea Thor quien verdaderamente muestre esa amalgama de mundos, tan característico del universo Marvel (consultar entre otros, los cómics Civil War o House of M).
Sea tal vez por vez primera que, a diferencia de lo planteado en otras adaptaciones, haya aquí una similitud entre las películas estrenadas y venideras (con su supuesto gran climax a mediados de 2012) para lograr la mayor concordancia posible con las obras originales. ¿Fidelidad o estrategia comercial? Esa es otra discusión.
Con la presentación de personajes como fin principal, Thor es una cinta que no defrauda. Branagh demuestra su capacidad como realizador mientras ofrece una visión del dios nórdico que resulta sorprendentemente personal, teniendo en cuenta las presiones que suelen ejercer los productores en un proyecto de semejante envergadura.
Si bien existen puntos negativos (la relación entre la pareja protagonista no está demasiado trabajada), este título logra primero mostrar que tomando las cosas en serio, Hollywood puede ofrecer cine de calidad. Segundo, el poder sacar por fin a la luz a uno de los personajes más atractivos de la factoría creada por Stan Lee, destinado al olvido durante demasiado tiempo.