Ya hablamos largo y tendido del agotamiento que está sufriendo la oferta cinematográfica actual con la sobrepoblación de películas de superhéroes. No obstante, el fenómeno parece ampliarse e incluso ir creciendo con una gran cantidad de películas por año cada vez mayor (3 o 4 de Marvel, y otras tantas de DC, sumadas a las series que se producen como desprendimientos de estas). «Thor: Love and Thunder», es el más reciente film de Marvel Studios que representa la cuarta aventura en solitario del dios vikingo más popular, la segunda dirigida por Taika Waititi tras una primera incursión dirigida por Kenneth Branagh y una secuela encargada a Alan Taylor.
Probablemente las películas del hijo de Odín hayan sido las menos celebradas y más perjudicadas del MCU, ya que fueron mutando y variando el tono de las aventuras del personaje relato a relato tratando de encontrar un rumbo con el cual el público conectara. Tras un primer intento algo solemne y shakesperiano por parte de Branagh, llegó una propuesta algo más oscura de Taylor que tampoco hacía resaltar al personaje por sobre sus compañeros Vengadores. Sin embargo, la tercera entrega pareció ser la elegida por Kevin Feige y sus colaboradores como la más acertada para el grupo de películas que realizan con el tono y el estilo de Taika Waititi. El director neozelandés responsable de aquella gran comedia de vampiros, «What We Do in the Shadows» (2014) y la provocativa y agradable comedia dramática sobre la Segunda Guerra Mundial, «Jojo Rabbit» (2019), parece que fue el encargado de marcar el camino de Thor tanto para sus aventuras en solitario como para sus apariciones con el resto de los personajes de la factoría Marvel.
«Thor Ragnarok» (2017) tomó la cuestionable decisión de cambiar la esencia del personaje, y así fue como el dios del trueno pasó a estar más vinculado a la comedia. Aquel film parecía un cúmulo de contradicciones tratando de ser gracioso pero oscuro a la vez brindando un producto menor y hasta sinsentido dentro del camino que transitó el protagonista hasta aquel momento. Ahora bien, de ahí en más esa pasó a ser la nueva imagen de Thor y parece que llegó para quedarse. El público pareció conectar con la nueva aproximación que le dieron tanto Waititi como Chris Hemsworth al personaje y por eso no resulta llamativo que hayan vuelto a convocar al director para la nueva aventura del asgardiano.
Este nuevo largometraje, nos trae a un Thor insatisfecho con su vida, luchando junto a los Guardianes de la Galaxia salvando distintos planetas y pueblos que necesitan de la ayuda de los héroes. Su vida alejada del planeta tierra y de la que fue su gran amor, su ex novia Jane Foster (Natalie Portman), lo tienen en una constante misión sin rumbo con la que trata de llenar su vacío. Pero esta especie de retiro de Thor se ve interrumpido por un asesino galáctico conocido como Gorr el Carnicero de Dioses (Christian Bale), que busca la aniquilación de todas las deidades existentes. Para hacer frente a la amenaza, Thor contará la ayuda de la Reina Valkiria (Tessa Thompson), de Korg (Taika Waititi) e incluso de su ex que, para sorpresa de Thor, empuña inexplicablemente su martillo mágico, Mjolnir, como la Poderosa Thor.
Tras un prólogo algo más serio que el resto de la película, se nos presenta al villano de turno, un comprometido Christian Bale, el cual presenta sus justificaciones para convertirse en el principal adversario de Thor y sus amigos. De ahí en más comenzará un relato con el clásico tono satírico, cómico y autoconsciente de Waititi, haciendo que aquello que pudimos ver en «Ragnarok» sea llevado a la enésima potencia aquí en «Love and Thunder». La comedia que incluye humor físico, irreverente y absurdo se sostiene por el compromiso de Hemsworth, Portman, Thompson e incluso el mismo Waititi poniéndole su voz a Korg, pero también con varios secundarios que parecen estar bien orientados respecto a lo que desea el director. También se nota la mano del propio Taika formando parte de la dupla que se encargó de escribir el guion, ya que el timing para la comedia también queda efectivamente demostrado.
Lo que sí resulta llamativo es que se haya buscado explotar ese costado paródico con uno de los villanos más oscuros a los que se enfrentó Thor, pero claramente esa fina línea entre la comedia y el drama (algo que el director ya explotó en «Jojo Rabbit») parece ser el terreno que más le gusta al neozelandés. A veces esa lucha parece dar justo en la tecla y a veces parece desembocar en terrenos algo conocidos y poco motivados del MCU. La primera mitad parece ser muy avasallante repleta de gags, colores y una estética pop ensalzada por una banda sonora superhitera que incluye varios de los temas más reconocidos de los Guns N’ Roses y la segunda cae indudablemente en tratar de brindar ese entretenimiento de manual con enfrentamientos épicos, romances y revelaciones, entre varias otras cuestiones.
«Thor: Amor y Trueno» a esta altura no representa una novedad dentro de las más de dos decenas de largometrajes que nos brindó Disney, pero sí se exhibe como un entretenimiento digno, que sigue la línea de «Doctor Strange in the Multiverse of Madness» de Sam Raimi, en eso de dejar (al menos momentáneamente) atrás ese universo despersonalizado y ascético que venían planteando para darle carácter distintivo por medio de directores que tengan cierta impronta. Dicha impronta podrá gustar más o menos, pero al menos sirve, en esta ocasión, para dar la cara más divertida y acertada del personaje.