Big trouble in little Marvel
Thor: Ragnarok (2017) es la quinta película de la tercera fase del Universo Cinemático de Marvel -MCU para los entendidos- y la decimoséptima entrega de este ya bastante atiborrado compendio de films. ¿Por qué atiborrado? Es la primera vez que tenemos tres películas del mencionado universo en el mismo año. ¿Era necesaria una tercera en solitario de Thor? ¿Vale la pena como producto de entretenimiento? Respondiendo respectivamente a cada una de las preguntas: no y sí.
En esta vuelta, el Neozelandés Taika Waititi –Casa Vampiro (Want we Do in the Shadows, 2014), Hunt for the Wilder People (2016)- se pone al mando desde la dirección y arma un relato donde los momentos de comedia inconexos funcionan mejor que la estructura general. Simplificando la trama, podemos decir que tras lo vivido en Thor: Un Mundo Oscuro (Thor: The Dark World, 2013) y Los Vengadores: Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron, 2015), Thor debe evitar que la nueva villana llamada Hela (Kate Blanchet) destruya Asgard y se cumpla la profecía más trágica de todas, aquella conocida como Ragnarok. Como bien indica el Camino del Héroe, durante su primer enfrentamiento con Hela, El Dios del Trueno no puede hacerle frente, su martillo es destruido y termina estrellándose -literalmente- en un extraño planeta donde se cruza con Hulk, su colega de los Avengers. La cuestión es que Thor deberá buscar la forma de regresar a su tierra natal antes de que Hela arrase con ella.
En un proceso al cual se podría definir como guardianesdelagalaxización, esta nueva entrega de los estudios Marvel pone todas sus fichas en el costado más cómico, liviano y caricaturesco del género de aventuras: mucho color, muchos personajes pintorescos y música cuidadosamente elegida para acompañar las secuencias más dinámicas. Su estructura narrativa parece remitir a un capítulo serial antes que una película. Pensémoslo de este modo: si Thor fuese una serie, veríamos Ragnarok y diríamos: “¿Te acordás del capítulo en el que Thor se encuentra a Hulk en ese planeta raro?”. El primero acto y el tercero se encargan de desarrollar la trama principal, mientras que el acto intermedio se siente como un paréntesis en el cual Waiti quiso divertirse con los personajes y regalarnos momentos entretenidos sin ningún otro tipo de aspiraciones.
Cate Blanchett da la sensación de estar pasándola fenomenal interpretando a la villana de turno; primera villana femenina del MCU, entendiendo a la perfección lo que un rol de estas características demanda, si bien Marvel sigue entregando enemigos algo endebles a nivel guión. Los cameos están a la orden del día -incluida la ya clásica aparición de Stan Lee- y son bien recibidos en esta película que prepara el terreno para la llegada de Avengers: Infinity War en 2018.
Canalizando el espíritu del Flash Gordon de los ochentas e incorporando el tono Guardianes de la Galaxia, Thor: Ragnarok es un entretenimiento cuya función está fuera de cuestionamiento, si bien a gran escala no llegue a ser una obra culmine del género.