Thor Ragnarok: Los Defensores de Asgard.
La Fase 3 del Marvel Cinematic Universe continua con la tercera entrega de las aventuras del Odinson. Ahora más colorida y con más secundarios.
La mayoría de la crítica y el público detesta el personaje, y catalogan a Thor (2011) y Thor: The Dark World (2013) como las peores del UCM. Y es que a Thor no debes amarlo u odiarlo, sino adorarlo porque es el Dios del Trueno Asgardiano. Su tono melancólico, oscuro y solemne hacen que el Odinson no sea un personaje muy fácil de “tragar”; pero sus historias son de las mejores en el cánon comiquero y un determinante integrante de los Avengers.
Lo que Disney hizo con Marvel en cine es bastante cuestionable, desde el punto de vista argumental e icónico/comiquero, dejando de lado esos personajes ambiguos y vetándolos de un lado humorístico que, si bien funciona (y muy bien) en taquilla, no es del todo satisfactoria para la gran mayoría de los seguidores de las viñetas. Para que quede claro: El UCM no es el cómic, aunque bien toma referencias y sagas para enmarcarse, dista mucho de lo que ofrece una buena saga en papel.
Ya con este punto aclarado, Thor: Ragnarok toma el nombre de una de las sagas más controversiales y oscuras del Hijo de Odín (si bien hay varios “Ragnarok”, se toman muchas referencias al ‘Thor Vol. 2 #80-85’ de Michael Avon y Andrea Di Vito) y se mezcla con otra saga famosísima del Gigante Escarlata: Planet Hulk (Hulk Vol. 3 Nº 92-105), por citar los argumentos que más predominan en el film de Taika Waititi y dejando de lado varias referencias/Easter Eggs menos importantes.
Al comienzo del film vemos a Thor (Chris Hemsworth) prisionero del maléfico Surtur, uno de los Demonios de Fuego en su planeta. Vemos un Thor desenfadado, histriónico, que nos pone en situación contándole a su inusual compañero de celda (aunque creamos que nos habla a nosotros, el destinatario del mensaje de sería casi un simbolismo del espectador promedio de los films de Marvel: un prisionero). Luego de lo que el rubio pasó en Avengers: Era de Ultron (Avengers: Age of Ultron, 2015), vagó por los 9 Reinos para intentar impedir el Fin de los Tiempos de Asgard, la profecía del Ragnarok.
Luego de quitarle la corona a Surtur al ritmo de “Immigrant Song” de Led Zeppelin, Odinson regresa a su hogar para descubrir a su pueblo que Loki (Tom Hiddleston) en realidad se está haciendo pasar por el Padre de Todo. Chiste va, cameo viene, los hermanos llegan a la Tierra en busca de su padre. Recibiendo la ayuda del Doctor Stephen Strange (el imponente Benedict Cumberbatch) llegan a Noruega donde Odin (Anthony Hopkins) está en sus últimos días y advierte que Hela (Cate Blanchet), la Diosa de la Muerte, se liberará de su encierro junto con su muerte. Rápidamente llegamos a esta situación con la destrucción del Mjolnir por parte de Hela y a los hermanos separados en un viaje por el Bifrost que los deja varados en otro lugar del que poco conocen.
Thor despierta en un basurero muy parecido al de Sector 9 (District 9, 2009) de Neil Blompkamp llamado Sakaar y es tomado por prisionero por una extraña mujer “recolectora de talentos” para el Grandmaster (Jeff Goldblum), un ser inmortal que divierte a su pueblo y se divierte con espectáculos de Gladiadores. Cuando el rubio Avenger es introducido al Grandmaster y ve que Loki está ahí hace rato, hace lo imposible para huir. Claro está que su hermano dice desconocerlo y termina con el pelo cortado y en la arena de lucha con un la sorpresa que el gran campeón del Grandmaster es nada y nada menos que Hulk (Mark Ruffalo), su “amigo del trabajo”. Sí, chiste nefasto.
Luego de divertidas secuencias de pelea, Thor decide reunir un equipo para salvar Asgard de su malvada hermana Hela. Junto a él estarán Loki, Hulk y la recolectora que resulta ser una de las Valkirias (Tessa Thompson), un grupo de defensa contra amenazas asgardianas de la cual es la última de una lucha cruenta con la malvada Hela.
Así, Thor: Ragnarok es un pastiche de sagas en el que poco destaca su nombre original, el cual es la profecía del fín de los tiempos de Asgard. Hay mucha mezcla de personajes, sagas, cameos de personajes y actores famosos también. Aún así, en sus secuencias más solemnes, el film logra establecer el drama que podía esperarse, con planos increíbles de los que Waititi seguro “homenajea” el cine de Zack Snyder; como esa batalla y caída de las Valquirias.
Thor: Ragnarok no es un film perfecto ni mucho menos. Ni siquiera sus chistes lo son, incluso parecen metidos a la fuerza. Esto hace que sea la película menos personal del director neozelandés, pero igualmente, su pericia logra establecer un balance que no deja incómodo al espectador; aunque por momentos el ritmo sea un poco lento, no dejamos de sentir curiosidad por lo que va a suceder.
En el factor actoral, Tessa Thompson es un gran descubrimiento; Jeff Goldblum es perfecto como un Grandmaster que parece más un ícono de una Rave Gay, pero se roba sus minutos en cámara. Tom Hiddleston, Mark Ruffalo, Benedict Cumberbatch y el mismísimo Chris Hemsworth aportan dinamismo y coherencia a sus personajes. Pero si vamos a hablar del némesis, la villana de turno, obviamente que el charm de Cate Blanchet hacen que empatices con Hela y sus propósitos.
Thor: Ragnarok es un film disfrutable, por momentos lento, pero que quizás te saque una sonrisa. Se extrañan los días de Kenneth Branagh, pero ya sabemos que la maquinaria Disney seguirá apostando a la liviandad de estos productos, así este film es un engranaje más para la factoría del UCM. Sigue siendo insuficiente para algunos, pero increíblemente rentable. Y siempre, SIEMPRE hay que quedarse después de los créditos para ver las escenitas que conectarán a futuro, que en este caso son dos, y no inútiles como lo fueron en Spiderman: Homecoming (2017).