Aflojando la correa
Thor - Ragnarok es distinta de todas las otras películas de Marvel: una comedia que no da respiro, en la que hasta los villanos se divierten.
Thor – Ragnarok es la decimoséptima película del universo Marvel y la tercera protagonizada por Thor pero me parece que estos datos son totalmente inútiles y hasta engañosos, porque es una película que tiene muy poco que ver con todas las anteriores, que vale por sí misma y tiene vida propia. Y no me refiero solo a cuestiones argumentales del tipo “no hace falta ver las anteriores para entender lo que pasa” sino a cosas más profundas: el relato de Thor – Ragnarok pone el acento de la comedia y todos los hechos y personajes giran en torno a esa premisa.
No voy a entrar en detalles acerca de la trama porque no es lo importante. Basta mencionar que Thor (Chris Hemsworth) se tiene que enfrentar a Hela (Cate Blanchett), su hermana mayor, que quiere usurpar el trono de Asgard, y lo hará con la ayuda de su otro hermano Loki (Tom Hiddleston), su compañero Hulk (Mark Ruffalo) y otros personajes nuevos.
Con esta propuesta bastante básica, el director neocelandés Taika Waititi se despacha con una comedia que no da respiro, con una catarata de gags y escenas cuyo único fin es hacer reír, más a la manera de su película anterior Casa Vampiro que a otras de la factoría Marvel. Todos los personajes, incluso -y sobre todo- los villanos, son paródicos: desde la villana de Cate Blanchett, que en cada gesto sutil demuestra que está jugando, pasando por el Grandmaster de Jeff Goldblum, el monstruo Korg, con la voz del propio Waititi, y hasta Ruffalo y Hemsworth, que hasta tienen un largo diálogo que parece sacado de una rutina de Abbott y Costello.
Dije que Thor – Ragnarok no tiene nada que ver con las otras películas de Marvel, pero esto no es del todo así. Claramente su reflejo es Guardianes de la galaxia, que ya había constituído un salto cualitativo en sí misma. Hasta tiene una canción de Led Zeppelin en el soundtrack. Pero si bien ambas películas tienen cosas en común -más cosas en común que, digamos, las que tiene esta con las dos Thor anteriores-, creo que Ragnarok va un poco más allá. Repite de Guardianes… el acento en la comedia, pero no teme bajarle la intensidad a la aventura. Guardianes… era extraordinaria cuando buscaba el humor, pero en determinado momento decía “momento, soy una película de superhéroes” y se transformaba en una más. Ragnarok, cuando tiene que contar las inevitables peleas superheroicas, se las arregla para no perder de vista que esto es una comedia. El ejemplo perfecto es la entrée de Hulk en la pelea final: David Banner se tira de la nave, esperamos que caiga transformado en Hulk y eso de comienzo al duelo final, pero no, cae al suelo sin transformarse y se pega un golpe. Waititi sacrifica la épica en favor de la comedia.
No puedo dejar de mencionar que la película anterior de Marvel también fue diferente. Spider-Man: De regreso a casa es una película de colegio, más parecida a las de John Hughes que a las de Capitán América o Iron-Man. Da la sensación de que Marvel se está animando a innovar. En febrero se viene la próxima película: Pantera negra va a ser la primera protagonizada por un superhéroe negro, a quien ya vimos en Capitán América: Civil War. Veremos si el director y guionista Ryan Coogler (el de Creed: Corazón de campeón) hace propia a la historia, como ya hicieron Jon Watts con Spider-Man y Waititi con Thor. Al menos parece que Marvel está aflojando la correa.