El Dios del trueno regresa alejándose del tono serio de sus predecesoras, con mas gags de humor, mucha auto parodia y un empalagoso uso de los FX al que se suma una banda sonora ochentosa.
Thor: Ragnarok es la tercera incursión en el cine, en solitario, del famoso Dios del Trueno popularizado por Marvel Comics, tras Thor -2011, Kenneth Branagh- y Thor: El mundo oscuro -2013, Alan Taylor-.
Siguiendo el estilo de las ultimas producciones del universo Marvel, en especial Guardianes de la Galaxia, Thor: Ragnarok se aleja del tono serio de sus predecesoras y agrega mas gags de humor, mucha auto parodia, una estética con colores sicodélicos y empalagoso uso de los FX sumado a una banda sonora ochentosa con muchos sintetizadores que entretiene y por momentos divierte, pero no deja de ser una aventura ligera y anecdótica que, sin embargo, resulta ser la mejor de las tres películas filmadas sobre el personaje en solitario.
Thor: Ragnarok se sitúa cronológicamente dos años después de lo sucedido en Vengadores: La era de Ultrón y tras evitar el Ragnarok -una suerte de apocalipsis-, Thor -Chris Hemsworth- regresa a Asgard para descubrir que la despiadada y todopoderosa de su hermana Hela -Cate Blanchett- usurpa el trono y destierra al Dios del Trueno, enviado como prisionero hasta el otro extremo de la galaxia. Sin su martillo, el mítico y poderoso Mjölnir, y a merced del lunático Gran Maestro-Jeff Goldblum- que rige el planeta Sakaar, Thor tendrá que luchar por su vida como gladiador reencontrándose con su antiguo aliado y amigo vengador Hulk -Mark Ruffalo.
Entre la ligereza de la aventura, tramas predecibles, personajes que no convencen -como la chatarrera/valkiria de Tessa Thompson o Skurge de Karl Urban-, el empalagoso uso de los colores sicodélicos y abuso de los FX, terminan sobresaliendo Cate Blanchett interpretando a la malvada Hela, el excéntrico Jeff Goldblum como el Gran Maestro, Hulk y un Bruce Banner que termina robándose escenas clave.
El enfoque cómico y por momentos mundano con el que dota a los protagonistas -como las conversaciones de niños malcriados entre Thor y Hulk o Thor y Loki-, lo ridículo de algunas situaciones que dan lugar a la auto parodia y una banda sonora al ritmo de sintetizadores ochentosos, que incluye temas como "Ragnarok Suite", "Hela vs Asgard", "Arena Fight" o "Devil’s Anus", y de la cual no pierden negocio estando disponibles en plataformas como Spotify y iTunes-, hacen de Thor: Ragnarok una aventura ligera y anecdótica entretenida, dirigida principalmente a esos fans que la consumirán con deleite.
No falta la breve aparición del Doctor Extraño, que ya se había desvelado antes en las redes, numerosas referencias a personajes y situaciones de otros comics, y como es de rigor, un cameo de Stan Lee y dos escenas postcreditos, ninguna de ellas especialmente reveladoras.