Siempre me llamó la atención las estrategias de venta que tuvo Marvel a lo largo de tantas décadas para lograr que terminemos comprando los números de absolutamente todos los personajes que editaban mensualmente en sus tiras de comics. La maniobra era simple: para poder seguirle el hilo conductor a una historia en particular, debíamos comprar varios números de otros personajes. Es decir que los mundos (general) y las historias (particular) estaban íntimamente conectados.
Nadie que en su infancia (o en la actualidad) haya sido un asiduo lector de novelas gráficas puede olvidar esos pequeños letreros que dictaban "esto ocurrió en el número..." que te mandaban a comprar, casi por obligación, otra revista para lograr entender algo de lo que estaba sucediendo.
Claramente esta táctica comercial le generó mucho rédito económico a Marvel en el plano editorial y, sin pensarlo dos veces, decidió volcarlo a la industria del cine con todas sus franquicias de superhéroes, volviéndonos a tener de rehenes de ver absolutamente todo sus estrenos para seguir el desarrollo de una historia.
Luego de un sereno debut en 2011 con Thor y su poco afortunada continuación en Thor: Un mundo oscuro de 2013, Marvel apostó a una vuelta de rosca para el cierre de su trilogía sobre el Dios del Trueno con Thor: Ragnarok. Ya que sus películas en solitario nunca se encontraron entre las más exitosas de la franquicia, la "Casa de la Ideas" tomó la decisión de darle un giro renovador a su protagonista, buscando ir más allá de sus habilidades en el campo de batalla, para presentarnos una comedia de acción ágil y divertida.
El primer paso fue la jugada apuesta de elegir al neozelandes Taika Waitti, un director poco experimentado en este tipo de mega tanques de Hollywood, pero con un gran manejo en el terreno del humor absurdo. En películas como "What We Do in the Shadows" (2014) y "Hunt fot the Wilderpeople" (2016) demostró un tacto particular para la comedia delirante, que a la gente de Disney le pareció apropiado para sus nuevas intenciones de cara al futuro de Dios nórdico.
Aunque Marvel ya venía apostando hace mucho al género del humor (desde Robert Downey Jr. en Iron Man, pasando por Ryan Reynolds en Deadpool) aquí se vuelve a reafirmar el objetivo de abandonar como protagonista indispensable a la pomposidad de los efectos especiales y la magnificencia de la acción por sobre la trama elaborada y la construcción en base a la personalidad del personaje principal interpretado una vez más por el carismático actor Chris Hemsworth.
La última vez que vimos al guerrero asgardiano fue en Avengers: Era de Ultrón (2015), segundo largometraje dedicado a Los Vengadores. Allí el personaje alcanzó un nuevo nivel de poder. Ahora, en esta tercera entrega de su franquicia en solitario, veremos a Thor enfrentarse a su villano de turno Hela (Cate Blanchett), la diosa de la muerte, que destruyó su poderoso martillo Mjolnir y lo exilió a una lejana galaxia llamada Sakaar donde será obligado a convertirse en gladiador en unas violentas y mortales arenas de lucha. Ella intentará extender su poder por todo el universo a través del Ragnarok, un evento de la mitología nórdica que enfrenta entre sí a las deidades y acaba con la civilización. Con las cartas sobre la mesa, el Dios del trueno formará un grupo de aliados integrados por Loki (Tom Hiddleston), Valkyrie (Tessa Thompson) y Hulk (Mark Ruffalo) para evitar el fin de Asgard.
Uno de los grandes aciertos del film fue la incorporación de Hulk, colocándolo en el arco argumental y dándole un protagonismo que se merecía. La última vez que vimos al gigante verde en la pantalla grande fue en Avengers: Era de Ultrón, película que finalizaba mostrando a la criatura partiendo hacia rumbo desconocido. Esto fue la antesala para integrar la exitosa historieta publicada en 2006 llamada Planet Hulk, donde llega a Sakaar y es forzado a ser un gladiador, desarrollando sus capacidades intelectuales y dejando para el olvido aquella imagen, tantas veces repetidas, del personaje como una monosilábica masa de músculos verdes.
Para finalizar, un dato más que interesante es la aparición de la primera villana de la franquicia. De esta forma se empieza a construir la posibilidad de tener dentro del Universo Cinematoigrafico de Marvel a una villana central. En un universo formado por diecisiete películas, Marvel aún no ha podido instalar entre el público a un villano indiscutible Para semejante apuesta, Cate Blanchett se pondrá en la piel de Hela, un personaje que con sus poderes místicos pelea por convertirse en uno de los grandes antagonistas de Thor junto con Loki.
Dejando de lado lo ceremonioso de las primeras dos entregas del Dios del martillo, todo parece apuntar que vamos directo a un cambio de esencia dentro de la franquicia, donde el tono de absoluta comedia de aventura y acción sea la carta clave a jugar.