5 MOTIVOS POR LOS QUE THOR: RAGNAROK ES LA MEJOR DE LA SAGA
Se pueden criticar y elogiar muchas cosas del Universo Marvel que empezó Disney hace ya más de diez años (!), pero algo que no puede negarse es que, cuando falla, la compañía sabe reconocer sus errores y luego, claro, es capaz de remediarlos. Thor nunca fue el personaje más amado de los fans de los Avengers, ni gozó de tanta fama como para que su nombre en solitario fuera sinónimo de ventas. Es más, ni siquiera parece un superhéroe, aunque viniendo de la mitología en verdad casi que lo es hasta con más derecho que todos los otros. Pero, vamos a ser honestos: tampoco era antes muy conocido Iron Man, y hoy en día no hay persona niño (o adulto) que no fantasee con su carisma.
Así, la proeza de Kenneth Branagh al poner en órbita a Thor, encarnado por el para aquel entonces novato Chris Hemsworth no fue menor, aunque sí menos sorpresiva por el hecho de que Disney ya contaba en sus filas con Jon Favreau, y de a poco revelaba sus planes de interconectar todas las historias de la factoría Marvel. La primera parte estuvo bien, y aunque distaba de ser una maravilla a lo Iron Man, contaba con su buena dosis de humor, color y aventura como para entretener a cualquier aficionado al comic. Todos estos valores, sin embargo, se perdieron en una secuela completamente deslucida, que se convirtió acaso en la peor de la franquicia: Thor, un mundo oscuro. La aventura no funcionaba, la acción era genérica, y ni siquiera el bueno de Tom Hiddelston lograba salvar al film del tedio. Ni hablemos de Natalie Portman.
Un cambio era necesario, y cuenta la historia que el propio Hemsworth se acercó a Kevin Feige, jefe de los Estudios Marvel, y le dijo “esto no está funcionando, me siento atrapado y me aburro”. Lejos de enojarse, Feige tomó nota. El rumbo debía cambiar, y así Marvel aprendió -una vez más- de sus errores. A continuación, cinco motivos por los cuales la nueva Thor, Ragnarok es la mejor de la saga.
1- ES UNA COMEDIA PRIMERO, FILM DE ACCIÓN DESPUÉS
No, no hay modo de tomarse en serio a un personaje mitológico con aires shakespereanos luchando contra alienígenas y demonios varios. Era hora de recordarlo, y por eso la empresa encomendó su nuevo producto a un director ávido de humor absurdo y famoso por no tomarse las cosas demasiado en serio (al menos, en cuanto a sobriedad de los guiones). El resultado es una película divertida, desatada y más “fresca” que todas sus predecesoras. El ridículo, sin duda, le sienta bien a un personaje que nunca fue otra cosa. Es mejor aceptarlo.
2- SU DIRECTOR: TAIKA WAITITI
Sin ninguna experiencia en blockbusters (films de grandes presupuestos destinados a destrozar la taquilla), el realizador de pequeñas joyitas independientes como Casa Vampiro (What we do in the shadows) no parecía la mejor opción para sacar adelante un producto repleto de intervenciones constantes de los Estudios, y millones de dólares en juego. Sin embargo, otorgarle el film al director neozelandés fue una excelente decisión: el humor característico del realizador encajó perfectamente con el cambio de aire que la saga estaba necesitando. Así, sabemos que no debemos tomarnos demasiado en serio al personaje, aunque tampoco faltarle el respeto: por supuesto que termina “salvando todo”, eso siempre lo supimos, pero al menos lo hace desde la risa y no la solemnidad de sus predecesoras.
3- CATE BLANCHETT
Loki fue un gran villano en la primera parte, y tanto es así que terminó combatiendo él solo (bueno, con su ejército extraterrestre) a los Avengers en la primera juntada de los superhéroes. En la secuela, no sólo no recordamos quién fue el villano sino que tampoco nos interesa acudir a IMDB para averiguarlo. Fue alguien que, suponemos, estaba muy enojado. Loki estaba por ahí, eso sí, y seguro era lo más interesante del film. Poco y nada para una saga que merecía mejor suerte. Por fortuna, es aquí donde entra Hela, Diosa de la muerte, para enderezar las cosas: su personaje es temible, amenazante y está a la altura de las circunstancias. Para complicar aún más las cosas, es parte del linaje real que gobierna a Asgard, y por ende conoce todas las debilidades del reino. La presencia de Blanchett completa al personaje, elevándolo por encima de muchos otros personajes.
4- UN MUNDO COLORIDO, NO OSCURO
No todos los superhéroes se hacen en base a traumas y sufrimiento. En otras palabras: no todo lo que brilla es Batman. Thor pertenece a una historita que rebalsa de color, y así lo queremos. Eso es algo que olvidaron los productores y el director Alan Taylor a la hora de realizar la anterior película, y agradecemos que los Dioses del Olimpo Fílmico hayan ahora escuchado nuestras plegarias. En Thor: Ragnarok el color está en todos lados, y Asgard luce finalmente como Asgard, y no un escenario post-apocalíptico desaturado.
5- DEMOLIENDO SE CONSTRUYE
¿Qué hace a Thor? El pelo rubio largo, la capa roja y, por supuesto, su martillo. Pues bien, los creativos detrás de la tercera parte dijeron “al demonio todo”, y eliminaron, justamente, todos esos elementos. Adiós cabellera, hola pelo corto, ¿y quién necesita una capa, si no tiene siquiera esta superpoderes? Y el martillo… bueno, queda muy bonito, pero no puede ser que sin él el hombre no sea nada. Ragnarok destruye todo, y se propone así construir de nuevo. Una apuesta arriesgada que, sin embargo, funciona, porque remodela al personaje, convirtiéndolo así al final en un héroe mucho más interesante. Uno capaz de reinventarse para entretener a sus seguidores.