La francesa Catherine Corsini es una de las realizadoras más delicadas del cine francés. Aquí no hemos tenido la suerte de ver demasiado de su filmografía salvo en ciclos y festivales, pero vale la pena conocerla. Es una feminista, por cierto, en el sentido más clásico del término. Pero también tiene la suficiente inteligencia como para no dejarse llevar por dogmas, para saber que en el arte y en la vida los manuales de instrucción no suelen servir de mucho. Aquí narra la delicada relación entre una joven que se sabe homosexual y otra que, sin haber experimentado tales sensaciones, se deja llevar por una atracción que se vuelve amor. Pero lo más interesante -como pasa en los buenos melodramas- es que la Historia se mezcla para transformar la posibilidad de una relación en algo de tintes trágicos. Soleada, narrada desde dentro de los personajes, equilibrada en su pintura de época, la película nos permite descubrir ingresar en la intimidad de sus criaturas sin carecer de pudor. Una hazaña inteligente.