Lo último de Victor Postiglione, una apuesta al cine fantástico, está en cartelera hace algunas semanas ya, principalmente en los espacios INCAA. Cuenta la historia de Franco (Guillermo Pfening) quien, desesperado ante la muerte de su esposa Paula, interpretada por Maria Nela Sinisterra, recurre a contratar un Tiempo Muerto (luego explicaremos en detalle) para volver a pasar un momento con ella.
La propuesta de innovar en un género poco abordado en el cine nacional es sin dudas lo mejor de este proyecto. El hecho que sea una coproducción con Colombia y que se sitúe espacialmente allá no solo favorece el verosímil a nivel guión sino que también enriquece la película a nivel estético: al desarrollarse en bares, plazas, espacios que no son típicamente argentinos le da un aire fresco a la historia.
Como comentábamos en la introducción, a grandes rasgos, Franco y Julia son una pareja que convive felizmente, pero un accidente lo deja a Franco solo. Queriendo superar el dolor por la muerte de su esposa, y ayudado por Luis Ayala (Luis Luque), Franco empieza a seguir los últimos pasos que dio Julia, descubriendo que había contratado un Tiempo Muerto. ¿Qué es un Tiempo Muerto? es una especie de viaje astral, una proyección de la consciencia que te permite volver a un recuerdo que tengas con un ser querido fallecido para despedirte de él, y que implica, obviamente, la nula posibilidad de cambiar el destino.
La trama en general deja cabos sueltos, pero parecen ser cuestiones que el propio autor no sabía como cerraban. No es una sensación de final abierto, de ciclicidad de la historia, en absoluto. Transmite mucha incertidumbre, desazón, un enorme ¿¿¿y??? que te deja con ganas de saber más. Se asemeja más a una historia inconclusa que a un final abierto.
Por otro lado, no hay ningun tipo de propuesta de autor respecto a lo formal, es simplemente contar la historia, dar la información, tanto, que sumado al poco ritmo del montaje hace que comiences a leer entre lineas el plan de rodaje: "primero grabaron los planos de tal actor, después los contraplanos y después el plano conjunto". Y entiendo que en parte no se podía innovar mucho formalmente porque introducir el concepto de Tiempo Muerto no es simple, y perder claridad en este aspecto haría aun más innentendible la película.
Hallé en el uso esporádico del humor un obstáculo para poder meterme de lleno en la historia. No se si es un nuevo capricho mio, pero últimamente cualquier chiste me saca completamente de la historia y la empatía dramática que estaba logrando con la historia y los personajes vuelve completamente a cero. Soy partidaria que, si estamos ante un drama, la ausencia total de humor ayuda a construir y sostener la tensión que debería estallar en el climax. Porque sino, no se te termina de movilizar nada. Si bien no se trata de una seguidilla de gags a lo Naked Gun, algunos personajes por momentos bromean, lo que te transmite cierta liviandad con respecto a si logran su objetivo o no, y tu interés en la peripecia se va diluyendo (igual,insisto, creo que radica más que nada en una cuestión de gusto personal).
Lo bueno es que el concepto es novedoso en el cine no under local. Una mezcla de elementos fantásticos como viajes en el tiempo y contacto con seres fallecidos que no remiten de manera directa a ninguna otra cinta reciente. ¿Viste cuando estas viendo algo y de pronto decís: aaaaahh, siii, esto es re Sexto Sentido!? Bueno,no, eso no pasa. Y es lo más importante de este experiencia, porque la puesta de cámaras, el ritmo, y la manera de ir contando una historia se van aprendiendo, se van encontrando, no hay que olvidar que es el primer largometraje de Postiglione.
VEREDICTO: 6.00 - OTRA OPORTUNIDAD!
Lo más rescatable es la originalidad de la idea y la intención de abordar un género poco explotado en la cinematografía local. Pero se diluye en sus propios huecos y en cierto desgano formal a la hora de la narración.