La historia del equipo de básquet que, en 1950, se consagró campeón mundial
Cuando en 1950 la Argentina se consagró campeón mundial de básquet, al derrotar por 64 a 50 a los Estados Unidos en un partido disputado en el Luna Park, no fue sólo un gran mérito para el deporte local, sino que logró reunir en un apretado abrazo de amistad a esos jugadores que tanto habían luchado por lograr tan deseada conquista. Este documental refleja la trayectoria de esos basquetbolistas que continúan todavía hoy reuniéndose una vez por semana y que tuvo particulares momentos. Seis años después del triunfo, en el contexto de la llamada Revolución Libertadora, la Confederación Argentina de Básquet los acusó de profesionales en un deporte amateur y todos ellos fueron suspendidos de por vida. Su única falta: haber recibido de manos de Perón, como único premio, una autorización para importar un automóvil.
Nombres tan emblemáticos como los de Oscar Furlon, Ricardo González, Rubén Menini, Jorge Canavessi e Ignacio Poletti, entre otros, relatan frente a una cámara atenta a sus gestos y a sus palabras aquellos días en que, todavía con la alegría del triunfo a flor de piel, debieron dejar de lado lo que más querían: reunirse en una cancha para demostrar que todos habían hecho de ese deporte lo más entrañable de sus existencias.
Los directores Baltazar e Iván Tokman lograron reconstruir una de las páginas más brillantes, y también más dolorosas, del básquet argentino. El film rescata a esos deportistas que nunca perdieron su amor por las canchas en que transcurrieron sus vidas y que hasta hoy son el refugio de sus recuerdos y de sus añoranzas. Una impecable fotografía y una música de agridulces tonos ponen marco a esta historia que no es sólo la historia de un deporte que en la actualidad se identifica con el nombre de Manu Ginóbili, quien aquí tiene también una emocionada participación, sino que retrata un suceso que el tiempo ya casi había borrado de la memoria de los aficionados.