Tiempo perdido

Crítica de Emanuel Juárez - Cinergia

Cambio de rumbo

Estrenada durante la sección Panorama Argentino del Festival de Mar del Plata de 2019, la película de Francisco Novick y Natalio Pagés nos relata la historia de Agustín Levy (Martín Slipak), un académico argentino instalado en Noruega hace varios años, quien regresa a su país convocado para dar una conferencia sobre literatura nórdica y la influencia del teatro de Ibsen. Gracias a esta oportunidad, aprovecha la visita para reencontrarse con Carlos González (César Brie), un antiguo profesor de literatura, quien fue un gran referente en su vida. Sin embargo, durante la reunión, la imagen idealizada que tenía del docente se derrumbará, dando lugar a que sus propias certezas ingresen en conflicto.

El día a día de Agustín avanza sin demasiados sobresaltos. Es una persona reconocida dentro de su cargo, con un doctorado en Letras y un importante puesto en la Universidad de Oslo, que vive por y para los estudios, hecho que lo lleva a privarse de todo lo que no se relacione a estos temas.

Tiempo perdido (2019) nos habla justamente de eso, de cómo nuestros objetivos para conseguir una vida ideal nos ofuscan y nos separan de todo lo que realmente importa.

Slipak brinda una interpretación totalmente acertada ofreciendo un personaje parco y comedido que claramente vive enfocado en su carrera, sin dar paso a otro tipo de emociones. Constantemente, nos entrega expresiones típicas de un hombre triste y apagado al que le cuesta relacionarse con otros, principalmente cuando se aleja de su zona de confort, ya que esto lo deja inmensamente perdido.

Es allí cuando ingresa la figura de Carlos, sujeto que durante el pasado fue su ejemplo a seguir. Será él también quien lo haga darse cuenta que todas aquellas convicciones por las que lucha, no son realmente las que necesita.

A su vez, estas situaciones son acompañadas por una amena puesta en escena y un guion inteligente que, si bien no sobresale, mantiene nuestra atención durante la escasa duración del largometraje.

Sin dudas, Tiempo perdido resulta una producción decente que arroja un mensaje esperanzador e invita a la reflexión, sobre todo a aquellas personas que llevan una vida abocada a lo profesional y se olvidan del resto.