Metáfora realista acerca del conflicto o el antagonismo entre la modernidad y el espacio natural del hombre, Tiempos menos modernos ofrece una interesante semblanza sobre los principios de un hombre de tierra adentro. Posturas a veces acérrimas que presenta Payaguala, un tehuelche que vive solo y aislado del mundo en un rancho de la Patagonia. Además de trabajar y cuidar su tierra –con especial énfasis frente a extranjeros que pretenden explotarla-, también canta, cosa que apenas comparte con su entorno. Su amistad con un joven chileno le permite una tarde acceder a un mundo desconocido e inesperado: el de la TV satelital.
La película está ambientada en las postrimerías del menemato y al borde de la crisis de comienzos de siglo en nuestro país, detalle que sin embargo no ofrece un aporte significativo en la trama. Lo que sí resulta sustancial es el cambio, pese a sus declaradas resistencias, que representa en su vida la aparición en su casa de esos aparatos, que incluyen en el combo un teléfono, que también emplea con reticencias. Esos presuntos avances tecnológicos tendrán un impacto en su vida y él tomará determinaciones al respecto. Más allá de su bella fotografía y del correcto trabajo de Nicolás Saavedra, la película no sería tal si no contara con un consustanciado Oscar Payaguala en el rol principal.