Una tema de identidad... nacional
Tiempos menos modernos (2011) habla de la penetración cultural desde los extremos. Su director Simón Franco, que ya había realizado un cortometraje en 2004 llamado Tiempos Modernos al respecto, plantea la modificación de hábitos cotidianos tomando el caso de un tehuelche invadido por la cultura televisiva de los años noventa.
Payauala (Oscar Payaguala), un tehuelche que lleva una vida “rural” recibe un cambio brusco en su rutina diaria cuando le llega una televisión a su hogar. El programa federal del gobierno en tiempos menemistas, le acerca a este hombre que vive en la soledad de una zona fronteriza de Comodoro Rivadavia, una televisión digital y un teléfono. La “ventana abierta al mundo” que las nuevas tecnologías supone, es también la modificación de los hábitos cotidianos y la creación de nuevas necesidades de consumo impensadas hasta entonces.
El progreso puede traer aparejado soluciones para quien tiene problemas. ¿Pero que pasa con quien no los tiene? Éste es el caso del protagonista Payauala que, con sus gestos, expresa frente a la TV sorpresa, desconcierto y adicción, para con las imágenes trasmitidas. Imágenes que se meten en su casa y provocan trastornos compulsivos adictivos en su comportamiento. Es el caso de la novela “Alma mía”, por la cual el protagonista deberá rearmar su rutina diaria para seguir día a día sus capítulos. Una escena memorable es cuando Payauala en medio de sus tareas rurales en la soledad de un inmenso paisaje, aparece en escena a galope con la música de la novela sonando de fondo.
El humor es el recurso preferido del director para reflexionar sobre un tema complejo como lo es la penetración cultural. Para tal caso, apela a los extremos antes mencionados con contrastes entre la soledad de una vida campestre y el ideal de vida, llena de consumo, que propone la TV. Lo demás es tener el pulso perfecto para extraer del personaje principal las reacciones más impensadas. Las caras de Payauala al ver un Reality Show, o los productos para adelgazar de Sprayette, son lo mejor del film. A tal ensalada televisiva, con el glamour berreta que predominó la década del ’90, se le suman las declaraciones de Carlos Menem, y las referencias a Chaplin, con fragmentos de El gran dictador (The great dictator,1940) y el parafraseo del título de la película.
La exacerbación del carácter individualista de los años 90, es otro extremo utilizado para describir la pérdida de la identidad nacional. No por nada, como espectadores, nos identificamos más con la cultura televisiva que con la cultura del protagonista.
A su manera, Tiempos menos modernos funciona como un pequeño caso inherente a todos los argentinos que divierte con la misma fuerza que obliga a reflexionar.