Tumbas de la ¿gloria?
Finalmente, se estrena... Y en el muy atinado ámbito de la Sala Lepoldo Lugones, que se ha transformado en el centro de muchos lanzamientos de calidad en los últimos tiempos (El estudiante, La vida útil, 35 rhums, etc)
Para el que le interese interiorizarse aquí y aquí se puede leer la polémica que se generó luego de los textos públicos de Prividera tras la no inclusión de Tierra de los padres en los festivales de Mar del Plata y BAFICI (nuestro blog Micropsia).
Y a continuación reproducimos la reseña del film publicada durante la cobertura del Festival de Toronto 2011, donde Tierra de los padres tuvo su premiere mundial:
Luego de la autobiográfica, dura, controvertida e inteligente experiencia que propuso con M, Prividera redobla la apuesta con un film más experimental, más radical, pero tan político como el anterior, ambientado en buena parte de sus 100 minutos dentro del Cementerio de la Recoleta.
La película arranca con imágenes de archivo de “los muertos” de la violencia política: los del ’55, los de Ezeiza, los de los fusilamientos, los de Malvinas, los de la dictadura, los de diciembre de 2001… El fondo musical lo dice todo: es el Himno Nacional y su “juremos con gloria morir”.
Luego -en un dispositivo que por momentos remite a Profit Motive and the Whispering Wind (John Gianvito figura entre los agradecimientos de los créditos finales)- apela a imágenes, en su mayoría fijas, de las tumbas de la gloria oficial. Prividera filma a amigos artistas e intelecutales (José Campusano, Gustavo Fontán, Pablo Mazzola, Carlos Gamerro, Alejandro Tantanián, Gustavo Nielsen, Ricardo Ibarlucía, Vanessa Ragone, Ignacio Masllorens, Martín Kohan, Sebastián Escofet, Agustin Mendilaharzu, Maricel Alvarez, Lucia Cedrón, Susana Pampín) leyendo citas de intelectuales, militares y políticos tan diversos como Esteban Echeveria, Facundo Quiroga, José María Paz, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi, Juan Manuel de Rosas, José Mármol, Hilario Ascasubi, José Hernández, Juan Lavalle, Carlos Guido y Spano, Bartolomé Mitre, Lucio V. mansilla, Julio A. Roca, Leopoldo Lugones, Eduardo Mallea, Ezequiel Martínez Estrada, Eva Perón, Silvina Ocampo, Juan José Valle, Oliverio Girondo, Ibérico Saint-Jean, Rodolfo Walsh, Emilio Massera, Paco Urondo y Mariano Moreno en las que quedan expuestas las contradicciones, las rivalidades, los odios que llevaron a tanta sangre derramada en casi todas las etapas de la historia argentina.
Entre esas frases célebres (y solemnes), la cámara de Prividera registra el trabajo cotidiano de los empleados de mantenimiento del cementerio, el paso de unos gatos, la visita de turistas y escolares con la desganada labor de la guía de turno o las celebraciones (marcha incluída) que “los muchachos peronistas” hacen hacia Juan Domingo y Evita frente a la lápida de ella en sus aniversarios.
El desenlace retoma el tono épico del arranque: una larga toma aérea desde el cementerio hasta la inmensidad de Buenos Aires y el Río de la Plata. Allí donde desde los aviones se terminó con la vida de cientos, miles de luchadores (enemigos) en la más cruel de las expresiones de nuestra historia. Una película contundente, rigurosa, ardua, extrema, demoledora.