CEMENTERIO E HISTORIA
Tierra de los Padres cuenta la historia misma de nuestro país. Desde las tumbas de los progenitores de esta tierra agridulce. Contándonos historias de amores y odios, de rivalidades tan viejas como nuestra patria misma. Sarmiento, Rosas, Evita, Mitre, Roca, Aramburu, Unitarios, Federales, Peronistas, Antiperonistas. Todos los muertos hablan en esta película, y nos demuestran que en este gran país NADA CAMBIA. Es más, la imagen que pega en la cara, no solo es la del cementerio lleno de odios a partidos ajenos, y amores a partidos propios, sino también que la clase proletariada sigue sirviendo a las clases mas altas, aun después de muertos. Muestra cabal es la “forma meticulosa” con la cual los empleados del Cementerio de la Recoleta, limpian, cuidan y restauran las bóvedas tan selectas, ricas y snobs. También aquí es donde vemos llenarse la boca a todos los muertos hablando del pueblo, de como están con él (no importa la vereda política), para después terminar en una bóveda tan costosa y fastuosa como ninguno de los hombres y mujeres que ellos dijeron representar, jamás hubieran podido pagar en toda su vida.
A TOMAR CAFÉ, MUCHO CAFÉ.
Esta película está caratulada como un “ensayo” cinematográfico, … ¡Y vaya si lo es!
La dinámica es la siguiente: Gente con un libro, se acoda en la tumba de algún “procer” abre un libro y lee algún fragmento de algún escrito del muerto yacente en la tumba en cuestión. Una y otra, y otra, y otra, y otra, y otra vez. 1:45 horas de eso. Cada tanto, entre cita y cita, vemos la vida del Cementerio de la Recoleta. Cansino, lento, aburrido, monótono, predecible, incómodo, somnoliento. Como experiencia cinematográfica (que es en definitiva de lo que hablamos en Alta Peli), es pobrísima. A ver, es gente leyendo de un libro. Nada más. Solo eso. Son textos que en su mayoría, alguien medianamente culto conoce. La historia de nuestro país, y lo repetitiva que es, sin importar nuestras veredas políticas, todos más o menos la conocemos. Si bien la dinámica de la propuesta y respuesta que se dan los bandos “enemigos” es curiosa y algo original. Puedo asegurarles que no es para una hora cuarenta y cinco minutos. (sí, lo escribí con letras a propósito, así de predecible es esta peli), es más, hasta adiviné el final, sabía a la mitad de la película con que frase iba a terminar, y de quien era! Ojo, no por eso, esa frase pierde fuerza, ni todas las leídas por todos los hombres y mujeres que leen en esta película. Porque no son ni actores ni personajes.
Si quieren ver el cementerio de la Recoleta, vayan un día de sol, enganchen a Eduardo Lazzari, y les puedo asegurar que van a aprender lo mismo o más, y se van a divertir definitivamente MUCHO más! Les dejo la página de Lazzari http://www.eduardolazzari.com.ar/ , quien no es conocido, ni le paso el chivo por algo en especial. Lo que quiero es evitarles dos horas de sueño.
QUILOMBO! BUENO, NO TANTO…
Todos los quilombos, todos los rencores, pasiones, peleas, rencillas, disputas que se “ven” en la peli ya murieron. Como sus autores, detractores o acérrimos seguidores. Ya pasó. Y por eso la única polvareda que se levanta es la que los plumeros quitan de los vetustos ataúdes.
Y si bien las peleas, sí son vigentes hoy en día. Están afuera del cementerio. O sea, este ambito es para reflexionar, no para revivir viejos quilombos. Y para nuevos, está todo lo que rodea al Cementerio de la Recoleta. Así que si quieren sangre fresca y en ebullición, sin importar los colores políticos, hay que buscarlos afuera.
CONCLUSIÓN
A ver… Si quieren enterarse de todo lo que esta película tiene que contar, lean!
Si quieren conocer el Cementerio de la Recoleta, visitenlo!
Si quieren experimentar con este ensayo cinematográfico, vayan. Con mucho coraje y varias horas de sueño.
Pero si tienen ganas de divertirse o pasar un buen rato, bajo ningun punto de vista vean esta peli.
Si tienen mucho sueño, y problemas para dormir, ya saben que peli ir a ver…
Ah, les dejo lo mejor de la película, y de paso les cuento el final.
Es una de mis citas preferidas. Mariano Moreno dice en el prólogo a la traducción de “El Contrato Social”:
“ Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan (divulgan) sus derechos, si cada uno no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, ser tal vez nuestra suerte mudar (cambiar) de tiranos sin destruir jamás la tiranía ”.
Mariano Moreno, groso absoluto.