Ni la virgen la salva
Hay estrenos que son un misterio. En el caso de Tierra de María podemos imaginar que ese misterio no es tal a juzgar por la taquilla en otros países. Pero basta una escena al comienzo para descubrir que estamos muy por debajo de la calidad aceptable para un estreno de cine. La historia que cuenta es la de un hombre católico, no muy convencido, que es elegido por su jefa –un personaje andrógino– para convertirse en abogado del diablo. La investigación es sobre los católicos, los creyentes que creen en Dios y en María. Los pasos de comedia de cuarta categoría del comienzo, y que, lamentablemente, vuelven en varios momentos del film, dan paso a una serie de entrevistas que hacen que la película pase de la comedia al documental. Cada uno de esos testimonios es sobre personas que creen en María, que la veneran y que ven en ella la salvación. En más de una escena se dice, sin ningún pudor, que quienes le dan la espalda a Dios se exponen a –por ejemplo– un atentado como el de las Torres gemelas. ¿De dónde sale un film tan perverso y reaccionario? Imposible saberlo con certeza. Y, ahora sí, es un misterio porque se estrena algo tan lamentable. El abogado del diablo –interpretado por el director de la película– es un abogado malísimo, que jamás repregunta o pone objeciones profundas a los creyentes. Pero la cuestión es: ¿los ateos serían para la película los representantes del diablo? A juzgar por lo visto acá, parece que sí. Una vergüenza que exista una película así.