Una divertida aventura en tierras helada
Tinkerbell y sus hadas amigas viajan hasta el prohibido Bosque del invierno. Allí, la curiosidad y el coraje llevarán a Tink hacia un apasionante descubrimiento y le revelará un mágico secreto que podría cambiar su vida para siempre.
Hace algunos años, Disney hizo una apuesta arriesgada: lanzó una franquicia destinada exclusivamente a las niñas con la idea de reemplazar el ya desgastado mundo de las princesas. Para ello emancipó al hada Tinkerbell (a quien conocimos con el nombre de Campanita) de su eterno compañero de aventuras Peter Pan y la presentó como la estrella de un mundo repleto de magia y ecología. El resultado fue dispar. En Estados Unidos las dos primeras películas no arrojaron las ganancias esperadas, por lo que las siguientes historias -sobre todo ésta que acaba de estrenarse en Tucumán- ni siquiera pasaron por los cines. Sin embargo, en Latinoamérica, la performance fue muy distinta. Todas las películas consiguieron un éxito inmediato. No sólo en la taquilla, sino también en el mercado, con productos como muñecas, indumentaria y útiles escolares. ¿A qué se debe este éxito? Principalmente a que las películas del hada más famosa de Disney tienen una factura técnica impecable. Y eso bastó para ganarse el estreno en los cines, con todo el apoyo publicitario que eso requiere.
En esta nueva entrega, Tinkerbell cruza la frontera entre su lado -cálido y verde- y la tierra del invierno, donde viven otras hadas con características muy particulares. Allí encuentra a su hermana gemela Periwinkle, un fenómeno extraño entre estos seres mágicos. Para protegerlas de los climas que no les son favorables, las hadas de ambos lados tienen prohibido cruzar al mundo opuesto. La aventura será, entonces, resolver cómo estar juntas sin provocar catástrofes climáticas.
Con recursos que apuntan más a un público adolescente (hay romances y skateboarding, por ejemplo) la película divierte sin demasiadas pretensiones y sin tantos vericuetos en la trama. Además, aparecen nuevos personajes que seguramente enriquecerán el frondoso merchandising que ya posee la franquicia. Un punto a favor para verla en el cine es el uso correcto y equilibrado del formato 3D, que la convierte en una excelente opción para toda la familia. ¿Qué diferencia a esta película de sus predecesoras? Fundamentalmente la frescura. No sólo porque se desarrolla en un mundo helado y casi monocromático, sino porque hay más humor y posee algunas escenas desopilantes que provocan la risa espontánea.
Si están predispuestos, los adultos que acompañen sus hijos al cine quizás hasta sonrían con algunas escenas. Lo cual, no es poco en estos días de mucho drama y poco color.