Ya hace unos años los estudios Disney descubrieron que más allá de crear nuevas historias animadas desde cero contaban en sus extensos archivos con un material y unos personajes que les servían de base para construir todo un universo. Y todo a partir de una hadita verde que en castellano solía llamarse Campanita, pero que en el camino de tener sus propias películas adoptó su nombre en inglés, Tinker Bell, en todo el mundo. El film que se estrenó ayer es la más reciente entrega de una serie que transcurre en la tierra de las hadas y que sigue las aventuras de Tinker Bell y sus amigas, un grupo en el que cada una tiene su habilidad y tarea designada, un arreglo que las hace a todas muy felices porque, cuestión de magia o destino, sus profesiones coinciden con sus personalidades e intereses. Claro que no todo es tan perfecto en el ordenado mundo de las hadas. Una aldea plena de colores y bellos personajes que vuelve a demostrar el valor del sello de Disney cuando se trata de este tipo de animación.
Así, en medio de las hadas dedicadas al cuidado de los animales, las plantas, el viento o el agua aparece Zarina, una obrera de la fábrica de polvillo mágico que se produce en cuidadosa cadena para que todos puedan seguir volando a gusto y placer por todos lados. Claro que la hadita sueña con algo más que esa labor llena de reglas y restricciones que le tocó en suerte y que no coincide con su espíritu inquisitivo y curioso. Zarina es una rebelde que no deja de cuestionar a sus superiores y que dejará todo atrás para surcar los mares junto con unos piratas encabezados por James, un personaje que algunos reconocerán como el capitán Hook de la historia de Peter Pan y la Tierra de Nunca Jamás, de J.M. Barrie, punto de partida de todas las aventuras de Tinker Bell y los suyos. Con un gran atractivo estético y algunos pasajes bastante entretenidos, este film no sabe qué hacer con su personaje más novedoso, la cuestionadora Zarina. Curiosa e incomprendida, la hadita se transforma en interesante villana, pero enseguida y sin demasiadas explicaciones todo debe volver a la "normalidad" en el universo de las hadas para que Tinker Bell y compañía sigan haciendo cada una lo suyo. Y sin chistar.