Genérica, algo lenta y desprovista de carisma. Aunque esas batallas de Jaeger vs. Jaeger pueden mantener entretenido a cualquiera. No es mala pero está muy lejos del nivel de su antecesora.
Hace 5 años el director Guillermo Del Toro (casi) cumple el sueño de todos los nerds que ansiaban un film live action de Neon Genesis Evangelion. El cineasta mexicano fusionó su pasión por las películas de kaijus y las series animadas de mechas para brindarnos un festín de monstruos gigantes luchando contra robots enormes. Poner semejante historia en manos de un realizador de menor talento habría resultado en un simple pastiche de referencias y homenajes, pero Del Toro se despachó con un film que exhibe orgulloso sus influencias sin resignar su identidad y el estilo propio que tanto caracteriza al director.
Titanes del Pacífico (Pacific Rim, 2013) fue un éxito de taquilla que cosechó más de 400 millones de dólares —fue especialmente exitosa en China— y críticas generalmente favorables. Semejante tanque parecía ser una franquicia exitosa asegurada, pero por diversas complicaciones de calendario y distribución la película fue puesta en el freezer por tiempo indefinido. La venta del estudio Legendary Pictures a capitales chinos reflotó la posibilidad de una secuela de Pacific Rim pero para ese momento el protagonista Charlie Hunnam estaba ocupado con King Arthur: Legend of the Sword y Del Toro estaba en pleno rodaje de la película que le daría el Oscar: La Forma del Agua (2017)
La labor de dirección cayó en manos de Steven S. DeKnight, productor y guionista televisivo conocido por su trabajo como showrunner en las series de TV Spartacus y Daredevil. Del Toro se mantendría ligado al proyecto en el rol de productor y su guion original de la secuela fue reescrito por el propio DeKnight junto a otras 3 personas. El panorama no parecía muy alentador pero con un nuevo elenco encabezado por actores jóvenes, la película se planteaba como un renacimiento para la franquicia.
10 años pasaron desde que Stacker Pentecost (Idris Elba) sacrificó su vida para cerrar la brecha del pacífico y detener la invasión de kaijus que amenazaban con destruir nuestro planeta. Durante esa década la Pan Pacific Defense Corp siguió creando Jaegers para defender la Tierra en caso de que los kaijus regresen. Jake Pentecost (John Boyega) decidió no seguir los pasos de su padre y vive de fiesta en fiesta, rodeado de lujos que financia robando piezas de viejos Jaegers desmantelados y vendiéndolas en el mercado negro.
En uno de sus robos Jake se cruza con la joven Amara Namani (Cailee Spaeny), una huérfana experta en mecánica que armó su propio mini-jaeger llamado Scrapper usando chatarra y partes en desuso.
Después de reencontrarse con su hermana Mako Mori (Rinko Kikuchi), Jake se verá forzado a unirse a la PPDC para entrenar a una nueva generación de pilotos de Jaegers junto a su ex-compañero y rival, el ranger Nate Nash (Scott Eastwood). Pero la aparición de un misterioso Jaeger rebelde y la amenaza de nuevos kaijus pondrá en jaque a nuestros protagonistas ¿puede ser que esta vez el enemigo no se trate de un monstruo de otro mundo, sino de algo más cercano?.
Innecesaria, tal vez sea el adjetivo más correcto para definir a Titanes del Pacífico: Insurrección. Mientras la película triunfa en un aspecto clave para este tipo de películas —una serie de espectaculares escenas de acción y varias batallas— falla en muchos otros como la construcción de personajes, desarrollo de la trama general y de los arcos particulares de los personajes, etc. La película hace lo que puede para mantener la atención del espectador entre pelea y pelea pero lo que vemos no resulta para nada interesante y el film lo sabe, por eso avanza aceleradamente de una escena de acción a la otra para que no se note lo vacío de su premisa. Los personajes tienen situaciones emocionales o se encuentran ante un gran conflicto para resolverlo simplemente o dejarlo de lado así nomas en cuestión de minutos.
El elenco está poblado de unos cuantos actores carismáticos, pero puestos a representar personajes acartonados y clichés. Boyega hace lo que puede en su rol, pero el guion no le da ni un momento que se acerque un 1% al nivel de epicidad del discurso de “cancelar el apocalipsis” y lo único que le queda es hacer su mejor intento para canalizar la buena onda que demostró con su Finn en Star Wars. Scott Eastwood hace de un militar parco y siempre enojado. La única que aporta algo nuevo e interesante es la pequeña Cailee Spaeny con su entusiasmo y fanatismo por los Jaegers.
Aunque se tarda su tiempo en arrancar con la parte emocionante y es bastante genérica mas allá de las peleas, Titanes del pacífico: La Insurrección es una buena propuesta para aquellos que busquen un divertido entretenimiento pochoclero plagado de acción.