Ya se acerca Navidad y, como todos los años, desde principios de diciembre se pone en marcha la maquinaria organizativa de la festividad más popular del catolicismo. Un actor fundamental de la generación de ilusiones y esperanzas es Papá Noel, y este documental argentino se refiere exclusivamente a ese personaje indispensable, al cómplice de que la farsa siga funcionando, siendo lo más creíble y real posible en ese mundo ficticio, permitiéndole, de ese modo, perdurar a través de los siglos sin inconvenientes. Porque no hay pruebas fehacientes de que esa individuo haya existido. Hay elucubraciones varias, pero nada concluyente.
El director Néstor Frenkel a lo largo del film entrevista a varias personas que hacen de Papá Noel en distintos ámbitos, como plazas, shoppings, calles, ferias populares, clubes, etc. A varios de ellos los interceptaron en la vía pública y los convencieron para interpretarlo por su parecido físico, y otros, tuvieron una suerte de revelación mística, y ellos mismos necesitaron hacerlo.
El realizador acompaña un rato a cada uno, podemos apreciar qué es lo que hacen en sus actividades diarias, cuando dejan el disfraz guardado y trabajan de civil.
Con un sencillo y prolijo trabajo de producción, pero con escaso valor cinematográfico, se desarrolla una historia desabrida, meramente descriptiva, sin momentos emotivos o, aunque sea, informativos, acerca de cómo crearon esta mítica personalidad por parte de alguna persona entendida en el tema.
Seguramente al director le haya parecido atractivo filmar un documental referido a un emblema de las fiestas, tan popular y querido por los chicos, pero es eso sólo. No hay profundidad ni dinamismo, dando como resultado una realización aburrida y sin gracia alguna.
Lo único aceptable del relato es la construcción de un verosímil sobre la leyenda, para que quede a criterio de cada uno si cree o no, en Papá Noel.