Todo el año es navidad

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Papá Noel trata de solucionar distintos problemas en su visita a la Tierra. Ese era el argumento de una exitosa serie televisiva de fines de los años "50, con un actor llamado Raúl Rossi, tema que se prolongó en una película que dirigió Roman Vignoly Barreto en la década del "60.

Con fragmentos de esta película, "Todo el año es Navidad", comienza el filme de Néstor Frenkel, que pretende indagar en los señores que disfrazados de Papá Noel alegran fiestas y reuniones en el mes de diciembre, o reparten regalos en kermesses, asociaciones de amigos y lugares benéficos.
Frenkel sigue la línea de otro de sus filmes, "Los ganadores", donde tomaba una serie de premiaciones a personajes un tanto experimentales que aman los premios y están dispuestos a pagarlos muy bien a los vivillos que organizan ceremonias, en algunos casos, tarifables. 

FAUNA HUMANA
Dando por terminado el asunto premiaciones (menos mal que no se metió con las organizadas por instituciones serias), ávido de paz y buena onda, Frenkel instala a un señor en el centro de la escena y va haciendo reportajes a quienes, en algún momento, se transforman en Papá Noel. Encantadores o patéticos, esperanzados o border, todos interesan porque forman parte de la fauna humana que vive dándonos sorpresas.

Así, desfilan los que ejercen ese rol simplemente por conveniencia o temporalmente, como un rebusque a sus profesiones, generalmente artesanales, bohemias o excéntricas. Pero también aparecen los karmáticos, los que afirman estar predestinados, que remiten a un padre que hacía lo mismo o a una señal que los convocó a tomar ese papel o simplemente asumen el rol con la misma naturalidad del que, circunstancial Papá Noel, cambió su modo de pensar a partir de haber visto alguna vez un duende en el Sur.

Si aparecen los que hacen de Papá Noel como cualquier otro personaje, también los hay perfeccionistas que mejoran el disfraz, lo modernizan, "lo perfuman" o le agregan elementos que refuerzan la magia, y hasta los que comparten el oficio con actividades terapéuticas relacionadas con los pies (reflexólogos).

El caso es que a través de distintas entrevistas en un sillón navideño, vestidos como Santa Claus, Frenkel nos hace pasar un muy buen rato con compañeros de la especie humana que, eso sí, siempre rescatan algo "iluminado" de este rol que temporal o con cierta continuidad asumen con barba blanca y el clásico "¡Jo, Jo, Jo!", que no puede faltar.