Scott desapasionado…
La última entrega de Ridley Scott es una propuesta bipolar que intenta, por un lado, realizar una crónica de un secuestro y, por el otro, retratar íntimamente a una de las personalidades más ambiciosas de la historia. Pese a la buena cinematografía, la película falla en ambos objetivos. All the money in the world es caótica, insensible e inocua, al extremo de parecer más un documental que una ficción. Muy lejos del promedio de Scott.
Lo peor: la absoluta incapacidad del filme de despertar emoción alguna en el espectador.