En un pasaje del irregular, a veces cautivante y asimismo anodino film del veterano Ridley Scott, uno de los personajes dice: “Es como si perteneciéramos a otro planeta en el que la fuerza de gravedad es tan poderosa que curva la luz”. La descripción autoconsciente del joven John Getty III recae sobre la figura de su abuelo, un hombre millonario, uno de los descaradamente millonarios del siglo XX, centuria que configuró a una nueva especie de ricos, disociados de las monarquías y afines. El abuelo no es solamente rico: “Es el hombre más rico de la humanidad”.