Todo en todas partes al mismo tiempo

Crítica de Carolina Sanguineri - Sin Intervalos

Se estrenó en cines “TODO EN TODAS PARTES AL MISMO TIEMPO”, abriendo otra ventana cinematográfica al imaginario de los multiversos, dirigida y escrita por Dan Kwan y Daniel Scheinert.

Se trata de una mujer inmigrante de China, Evelyn Wang (Michelle Yeoh), que es dueña de una lavandería en Estados Unidos. Las relaciones con su padre anciano (que encima no habla inglés), con su esposo y con su hija cada vez están peor, y su vida se ha vuelto una maraña de conflictos y rutinas deprimentes, pensando en todo lo que podría haber sido, habiendo tomado diferentes decisiones. La visita a una desagradable empleada de la IRS (una entidad de control impositivo) la pone en contacto con otro universo, de la forma menos esperada. Evelyn, ¿logrará apreciar cada decisión que ha tomado?

La premisa está muy bien planteada, y el guion es ingenioso; se puede decir que el film tiene una sólida base donde asentarse. Es simplemente genial, por donde se lo vea. No sólo la trama es interesante para el espectador casual, sino que también plantea dilemas filosóficos muy profundos, con una conclusión realista pero optimista, en donde se encuentra tolerancia. Pero esperen, ¡aún hay más!: es extremadamente hilarante; una montaña rusa que nos hace oscilar entre risas y llanto con una extrema facilidad. Estos contrastes y lo mucho que varían las realidades alternas colaboran en crear una obra maestra espectacularmente ejecutada.

El storytelling técnico, o sea, dirección, fotografía, movimientos de cámara, coreografía de artes marciales (!!!), maquillajes (especialmente los de la villana), dirección de arte (que logra hacernos diferenciar los diferentes escenarios), efectos especiales… Todo es increíble. Las interpretaciones de los personajes son absolutamente inmersivas, intuitivas, verosímiles. La presencia del idioma chino le da un toque especial de realidad; muestra cómo aprenden a integrarse los inmigrantes a una sociedad que no siempre los recibe con los brazos abiertos, además de, por supuesto, representar también cómo funciona la comunicación dentro de cualquier familia, en donde los integrantes hablan un “lenguaje” que sólo ellos entienden.

También se puede mencionar que esta película es una muy interesante fusión entre la cultura occidental y la oriental. Hay momentos en que el humor es más absurdo, y en otros, es más clásico. Y así, con todo tipo de situaciones en los diferentes universos que se presencian a lo largo del film, resultando en una pieza sumamente versátil y llena de entretenimiento, que simultáneamente cuestiona enigmas incomprensibles del universo, filosofía, y enfrenta todo esto con simples situaciones de nuestro cotidiano. Quiero destacar, además, la enorme presencia de artes marciales, de una forma que hace tiempo no se veía en el cine occidental, en donde la rompe Ke Huy Quan, actor que interpreta al esposo de la protagonista. Se mueve como nuestro queridísimo Jackie Chan en todo su esplendor de fines de los ‘90 y principio de los años 2000, y más también.

Por otro lado, por más que hay muchas versiones de los personajes a través de los diferentes universos, el film logra hacernos empatizar con los de uno solo. La llegada sentimental que tiene es imposible de esquivar. Toca las fibras más profundas de nuestro niño o joven interior, que duda sobre las decisiones a tomar en la vida que generan nuevos caminos y cambios en nuestra esencia fundamental.

Es un estreno absolutamente imperdible, divertidísimo, hermoso. Una película que disfruté muchísimo, y que recomiendo en todos los universos.

Por Carole Sang