Cuando descubrí por primera vez el cine de Susanne Bier sentí un desgarro en el corazón. No podía creer que se pudiera sentir tan real los sufrimientos de los protagonistas. No me refiero a pesares físicos -más allá que los haya- sino a ese estado de turbulencia que permanece en el cuerpo y en la cabeza luego de ver sus películas y perdura en el tiempo.
Susanne Bier, es una directora danesa que comenzó sus primeros films bajo el Dogma 95 (en el que Lars von Trier y Thomas Vinterberg se destacaron entre ellos). En el 2002, hizo un corte definitivo con esta manifestación artística para poder realizar sus producciones como mayor libertad, así surgió Corazones Abiertos. Una película cruda y realista.
Luego, llegó Hermanos. Solo bastaban tres actores para llevar adelante una historia marcada por la culpa y la fatalidad. Como todas las versiones americanas, Jim Sheridan, realizó su remake con Natalie Portman, Jake Gyllenhaal y Tobey Maguire. La historia puede ser la misma pero no con la misma esencia. La mirada femenina de Susanne Bier -hasta ese momento- era irremplazable por lo tanto su remake no logra mantener la misma tensión.
Uno de los mayores impulsos que logró la directora a lo largo de su carrera fue con Después de la Boda. Un drama sobre la búsqueda de la identidad y paternidad, donde se entrelazan las mentiras y las apariencias. Con esta película, Bier obtuvo una nominación como Mejor Oscar Extranjero en el 2006. Este salto a América, la ayudó a filmar su primera cinta con actores internacionales como Halle Berry y Benicio del Toro, en Lo que Perdimos por el Fuego (o Lo que Perdimos en el Camino). Una historia de pérdidas, también de culpas y de cómo reinventarse para poder continuar.
Susanne Bier, perdió esa mirada que hacía de su cine algo auténtico y demoledor.
Pero no faltaría oportunidad para que Susanne finalmente se quedara con un Oscar. En el 2010 gana la estatuilla con Un Mundo Mejor, donde retrata la violencia en la sociedad desde el ámbito infantil.
Hasta acá se podría decir que su filmografía apenas sufrió algunos altibajos pero prácticamente supo mantenerse con un estilo propio, sensible e intenso sin caer en la cursilería.
Ahora llega el estreno de Todo lo que Necesitas es Amor. Una película con una mirada completamente distinta a sus anteriores trabajos. Esta producción localizada en una ciudad italiana con la presencia de Pierce Brosnan como galán repite la fórmula enfermedad/boda (ya realizada en Después del casamiento) pero en tono de comedia romántica donde las escenas pueden ser encontradas en infinidad de otras películas del mismo género (chico, chica, amor, enfermedad, salvación).
Cuando terminé de ver este último film tuve una sensación completamente distinta de lo que había experimentado en su comienzo filmográfico. Cambió su registro y se esfumó esa conmoción que te daba en el medio del pecho.
Ahora se encuentra en post-producción una película titulada Serena con la parejita del momento: Jennifer Lawrence y Bradley Cooper. Pero dudo que me anime a experimentarla ya que soy una espectadora, con el corazón roto, que perdió en el camino…