¿Qué le pasa a Pierce Brosnan? Desde que dejó al 007, allá por el 2002, viene tambaleando, por no decir en picada. Es un buen actor. Conoce la cámara, además de ser un gran dosificador de gestualidad. Es de esos actores que sino está bien dirigidos no “salva” una película. Un breve repaso ejemplificador sería el flojo protagónico de “Al caer la noche” (2004), un mal villano en “Chantaje” (2007), el espantoso melodrama “Prueba de amor” (2009), con una escena patética en la cual intenta llorar pero parece estar seco de vientre, flojísimo en “¡Mamma Mía!” (2008) tratando de hacer lo que no sabe. errático en “El camino de la salvación” (2011), estrenada en DVD. y jugando al “pendeviejo” con Emma Thomson en “Love Punch” (2013), estrenada entre nosotros hace un par de meses. Los pocos trabajos con cierta composición fueron en “Perseguidos por el pasado” (2006), ese western inquietante junto a Liam Nelson, lo hecho con Polanski en “El escritor” (2010), y la comedia de 2004 “Las reglas de la seducción” junto a Julianne Moore.
Todo esto para presentar un nuevo traspié en su carrera que, en realidad, es otro caso de falta (o equivocada) dirección de actores. “Todo lo que necesitas es amor” es, además, la demostración que se puede ser brillante en la dirección cinematográfica, pero si el guión falla es difícil salir a flote. Susanne Bier ha demostrado sensibilidad en sus películas. No solamente con “En un mundo mejor” (2012), ganadora del Oscar a mejor película de habla no inglesa, también con el drama “Hermanos” (2004), o “Lo que perdimos en el camino” (2007). Aquí, en dupla con Anders Thomas Jensen, su ya co-guionista habitual, presenta un drama con algo de humor que en realidad comienza al revés. Ida (Trine Dyrholm) es una peluquera sin pelo por causa de un cáncer del cual se está recuperando, aunque tiene otro en forma de marido a quien encuentra in fraganti en la casa un día cuando vuelve del médico. Por otro lado Philip (Pierce Brosnan) es un empresario fruti-hortícola con base en Copenhague. Es viudo, pero el dolor lo canaliza con poco tiempo para los afectos y adicción a su trabajo. Sus vidas chocarán (poca sutileza la de la directora al mostrarlos colisionando en un estacionamiento) para enterarse, en un diálogo muy forzado, que sus sendos hijos se van a casar en Italia. Nos enteramos porque además suena That’s Amore” todo el tiempo como un jingle de publicidad. Hasta allí la comedia que luego da paso a una densidad innecesaria para el planteo inicial. Sucede que el guión empieza a ramificarse y darle más importancia a las subtramas que a la relación entre ambos. Se multiplican los temas (salir del placard, la infidelidad, sobrellevar el dolor, la hipocresía, etc) y lentamente va perdiendo el interés, se diluye la idea ver la historia de dos personas cuyo pasado e inmediato presente funciona como una mochila no asumida, como barrera entre ambos.
“Todo lo que necesitas es amor” encuentra apenas algunos momentos de la danesa Trine Dyrholm como para despertar interés por un personaje que se deja avasallar por lo insólito de algunas situaciones, y eventualmente un buen trabajo en la banda sonora. De Pierce Brosnan concluimos que su problema es la mala elección de sus trabajos. Por el lado de la puesta, ni siquiera algunos inserts de imágenes postales de la costa italiana están justificados. Hay poco para rescatar porque así sucede cuando se carece de solidez literaria.