Nada como ir juntos a la par
“Todo lo que necesitas es amor” es una comedia romántica en donde la directora ganadora del Oscar, Susanne Bier, abandona por completo el género dramático y los preceptos del movimiento “Dogma 95” para volcarse hacia una propuesta simpática, amena, sencilla y pasatista.
La película está protagonizada por Pierce Brosnan y por la danesa Trine Dyrholm, quien ya había trabajado con Bier en el film “En un mundo mejor”, aquella maravillosa cinta ganadora del Oscar a mejor película extranjera en 2010.
“Todo lo que necesitas es amor” es un film cuyo atractivo principal reside en la complejidad psicológica de sus personajes. Ambientada en el paradisíaco sur de Italia, el film narra la historia de amor de dos personas solitarias que atraviesan diversas crisis personales. Philip -Brosnan- es un acaudalado y apático inglés que vive en Dinamarca, viudo y padre soltero. Ida -Dyrholm- es una peluquera danesa en recuperación de un cáncer de mama y cuyo esposo la abandona para disfrutar de los encantos de Tilde, una mujer mucho más joven que ella. Ambos se conocen en Sorrento, Italia, durante el casamiento de sus hijos: Astrid, hija de Ida y Patrick, hijo de Philip.
Bajo la mirada escudriñadora de Bier, el film plantea temáticas universales tales como el amor, la pasión, la felicidad, la soledad, la sexualidad y el destino, aunque no puede evitar caer en los típicos clisés de un género cinematográfico que demuestra un claro agotamiento en cuanto a su estructura y modalidades de enunciación. La película es bastante previsible y desde un primer momento sabemos la manera en la que terminará la historia.
Sin dudas no se trata de una mala película. Si bien el desarrollo del vínculo amoroso entre Philip e Ida resulta un tanto abrupto y forzado, a su vez cuenta con excelentes secuencias cómicas, grandes interpretaciones y personajes secundarios bastante desarrollados. De hecho, la sub-trama que se desarrolla entre Astrid y Patrick a menudo resulta mucho más interesante que la relación de sus padres, debido a la profundidad de los conflictos que plantea. El cuento de los vejetes solitarios y desdichados que se enamoran contra todas las posibilidades ya lo hemos visto miles de veces en el cine.
Cabe destacar también la extraordinaria fotografía de Morten Soborg, que a través de sus postales paradisíacas logra construir un escenario ideal para el desarrollo de una historia de amor.
En definitiva, se trata de una historia bien narrada, con buenas interpretaciones, entretenida pero trillada. Teniendo en cuenta la capacidad de Bier, demostrada en trabajos como “Hermanos” (2004), “Things we Lost in The Fire (2007) y la mencionada “En un Mundo Mejor” (2010), se trata de un film que le queda chico al semejante lomo de esta directora.