La segunda es la vencida
Todo lo que necesitas es amor representa para el caso de la directora danesa Susanne Bier un retroceso en su filmografía teniendo en cuenta sus créditos desde aquella devastadora Corazones abiertos pasando por la oscarlizable Un mundo mejor (2010) que apela a la fórmula del drama teñido de comedia romántica para explotar la figura del galán maduro Pierce Brosnan, rodeado de actores daneses bastante conocidos para un público familiarizado con el cine europeo. Poco de ese cine europeo pensante, agudo se respira en este relato que se concentra en la idea o el tópico de las segundas oportunidades cuando de historias de amor se trata.
Tal vez una pequeña sorpresa pueda ocurrir con algún lugar común no del todo respetado pero nunca llega la vuelta de tuerca o la relectura de los elementos más básicos del género en cuestión, más allá de cierto esmero al momento de filmar y sacar de los paisajes italianos el mejor jugo para embellecer las imágenes.
El ritmo a tono con la propuesta no afecta el desarrollo pero sí lo hace en algún sentido la idea de ir salpicando personajes y subtramas que alejan en realidad el foco de la historia principal: la que se teje entre el avinagrado viudo Philip (Pierce Brosnan) y la enferma oncológica Ida (Trine Dyrholm), quienes tienen en común además de la proximidad etaria ser los respectivos padres de la pareja joven que los convoca a su boda en el sur de Italia. Patrick (Sebastian Jessen) es el hijo de Philip que decide junto a su novia Astrid (Molly Blixt Egelind) invitar a todos los familiares a la tierra de la tarantela y cuna de Romeo y Julieta aunque también para el caso de su padre significa un mal recuerdo que se conecta con la muerte de su esposa Elizabeth.
Susanne Bier hace de este encuentro el ideal puente para interconectar personajes secundarios y poner cuotas de melodrama y humor en dosis proporcionales pero falla en la elección de los personajes, como por ejemplo el de la cuñada insoportable de Philip, Benedikte, a cargo de la conocida actriz Paprika Steen, calcado de cualquier estereotipo sin vida propia. No es el caso del viudo interpretado por Brosnan y su carisma o la correcta Ida con su procesión interna producto de su enfermedad.
De segundas oportunidades y malas elecciones para enamorarse va este segundo film hablado en inglés que para el caso de Susanne Bier implica un rotundo cambio de registro para nada prometedor y que teniendo presente sus próximos proyectos con Jennifer Lawrence parece ingresar en una preocupante pendiente de decadencia.