En 1918 y con algo más de treinta años, Marcel Duchamp, ya es conocido en Nueva York y París por una obra irreverente y provocativa que terminaría revolucionando el arte del Siglo XX. A mediados de ese año, ante el agravamiento del clima bélico que tiene en vilo a los Estados Unidos por su participación en la Primera Guerra Mundial, Marcel decide tomar distancia y parte desde Nueva York hacia un destino más sereno y pintoresco: la ciudad de Buenos Aires, en Argentina. Lo acompaña en la aventura su amiga Yvonne Chastel, una joven artista que, como él, frecuenta las vanguardias de la época.