Una comedia inteligente, profunda y llena de encanto. El titulo alude a una frase que repiten amigos y familia con respecto a un matrimonio, donde la relación se resiente. Ella asumió la responsabilidad del sustento y el hace su gusto, primero baterista, ahora productor discográfico que galgea entre la posibilidad del éxito y las deudas. El divorcio planteado por ella lo pone al protagonista entre la espada y la pared. Pero también le da la posibilidad de encontrarse a si mismo, verse como realmente es y los más importante, recuperar vínculos: Con su hermana, pero fundamentalmente con sus hijas. En realidad se trata de la construcción de una relación de cariño, responsabilidad y protección, el descubrimiento del rol de padre atento. El protagonista masculino a cargo del buen comediante que es Manu Payet, muy bien acompañado por el resto del elenco le da el tono exacto a este film agridulce, con una melancolía que en algunos momentos hace recordar los climas de Woody Allen. No hay golpes bajos, si emotivos. El argumento basado en una novela de Xavier de Moulins, es del director Cyril Gelblat que pulsa con idoneidad la realidad de un hombre de 40 años que intenta reinventarse.