Las cosas simples de la vida son las más importantes, aunque en el momento no se tome conciencia de lo que verdaderamente significan. Sobre esa hipótesis indaga el film de Cyril Gelblat y lo hace de una forma con la que el público se identificará.
Antoine (Manu Payet) está casado y es padre de dos hijas de 5 y 9 años. Jamás se compromete con la crianza de las pequeñas porque ocupa su tiempo en la búsqueda del desarrollo profesional, mientras su mujer se hace cargo tanto de sostener la casa como la familia. Pero su realidad se modifica cuando su esposa decide dejarlo y se va de viaje 15 días, tiempo en el que deberá aprender todo lo que desconoce de su rol de padre.
Todo para ser felices (Tout pour être heureux, 2016) es una película francesa para reflexionar sobre los nuevos tipos de familia, los vínculos sociales y la concreción de los sueños personales. Diversas temáticas que atraviesan a una familia común, con la que el público sentirá empatía inmediata.
Gelblat logra momentos de sensibilidad y otros más duros gracias a un argumento bien planteado. La actuación de Payet es excelente porque consigue tanto la seriedad como la risa. Y cabe destacar la interpretación de las pequeñas, quienes hacen un buen contrapunto entre ellas y con Payet.
Efectiva desde el inicio, lo mejor de Todo para ser felices es la relación que construyen padre e hijas. Además de generar la necesidad de preguntarse qué es lo que en realidad vale la pena.