Una extraña enfermedad, un amor casi imposible y un giro inesperado fueron los ingredientes necesarios para la creación de una película que roza desde lo más tierno hasta lo más inadvertido; llena de altos y bajos entre un chico y una chica que solo quieren experimentar la libertad.
Todo, Todo, cuenta la historia de Maddy (Amandla Stenberg), una adolescente de 17 años que es diagnosticada a temprana edad con una extraña enfermedad que no le permite el contacto con el mundo exterior, viéndose internada de por vida en su hermético hogar, a cargo de su madre (Anika Noni Rose) y su enfermera (Ana de la Reguera), donde con el paso del tiempo y ayuda de su cuidadora, conocerá a Olly (Nick Robinson), su nuevo vecino del cual se sentirá sumamente atraída y la llenará de ganas de conocer la libertad a pesar de su padecimiento.
Tanto Amandla como Nick cumplen perfectamente con la función principal de protagonizar de manera fresca, atractiva y risueña, y utilizan eso como gancho para el resto de la historia, que va de menos a más y de más a menos. Todo un clímax de algo que quizás pudo, pero no fue.
La perfecta semántica entre los protagonistas, el ‘feeling’ y el carisma atrapan en una historia de amor que supone un realidad: el conocer personas a través de las casualidades y las comunicaciones que permite la tecnología moderna.
Entre ventanales enormes y comodidades, Maddy vive al cuidado de su rigurosa madre, quien vive atemorizada por el control de la enfermedad y por el recuerdo de la muerte de su esposo y un hijo (por eso su paranoia y extremo cuidado). También comparte con su enfermera Carla, quien le ayuda a hacer el primer contacto con Olly, dentro del departamento hermético y a espaldas de su madre.
Entre escenas que podrían hacer recordar lo que fue un ‘Romeo y Julieta’, los jóvenes se sumergen en una –elipsis- de amor sin prisa, dulce, romántico y casi infantil. Tema que le da fuerza a la película para luego llegar al punto más alto de atención. Dentro de lo predecible y lo impredecible, la historia cae en la típica trama adolescente de amor y drama que todos esperan.
Se rescata como la directora Stella Meghie trae a la vida los modelos arquitectónicos de Maddy, tal como un restaurante, una biblioteca y hasta el vacío del Universo mientras imagina sus intercambios de mensajes de texto con Olly. Estas situaciones de imaginar en tiempo y espacio, permite que la película respire con un toque humorístico y surrealista. Además, la representación de una relación bi-racial se presenta correctamente y en muchos casos, innovadora en el género.
Dirección que cumple, una buena banda sonora, guion que empobrece lo que pudo ser un excelente drama, que termina convirtiéndose en una aburrida historia para quienes no buscan lo simple y predecible dentro de lo clásico. La linda estética salva la película de un fiasco adolescente, que comienza como una fresca historia sobre las enfermedades debilitantes y el amor joven que se transforma y termina como un melodrama pesado.
Antes de ver esta película, se debe tener en cuenta que posiblemente no es lo que se busca como espectador. Ahora, si se busca un romance simple de mitad de año y una película que lo refleje, Todo, Todo es para ti.