Chica con una rara enfermedad que le impide salir de su casa herméticamente cerrada se enamora –y es recíproco– del recién llegado vecino de al lado, y ambos tratan de romper el aislamiento mientras continúan su forzosamente casto idilio vía celular. Otra más de la serie “qué lindo es ser adolescente, estar enamorado y morirse, llegado el caso”, salvo que quizás un poco más sensible. Ah, ella es negra y él, blanco, porque a corrección política no nos gana nadie.