El guionista y director Todd Phillips ya tiene, al menos, dos hitos perdurables en el terreno de la comedia disparatada: ¿Qué pasó ayer? y Borat. En el caso del desopilante y exitoso film con Bradley Cooper, Ed Helms y el propio Zach Galifianakis (protagonista de este estreno), hay que decir que ya está en rodaje su secuela, y la genial comedia sobre el reportero de Kazajistán y su incalificable documental en Estados Unidos, partió de un argumento original de Phillips, y significó el lanzamiento del fenomenal Sacha Baron Cohen. Todo un Parto propone una pieza humorística con un espíritu afín pero con una trama de otras características. Que propone confrontar dos personalidades opuestas pero complementarias, la de Peter (Robert Downey Jr.) padre primerizo que intenta regresar a su hogar de un viaje de negocios para estar presente en el parto de su mujer, y la de Ethan (Galifianakis), sujeto –al igual que su perro- intolerable y calamitoso pero de buenos sentimientos, con el que el primero probará su paciencia e instinto asesino. Lo que acontezca con ese yuppie impoluto y ese actor aficionado que lleva a las cenizas de su padre en un tarro de café (que dará pie a un predeterminado pero antológico gag) será fundamentalmente descontracturado y divertido como para pasar un momento entretenido, y no mucho más que eso.
Con toques de road-movie y claros puntos de contacto con Mejor solo que mal acompañado de John Hughes con Steve Martin y John Candy, esta nueva entrega de Phillips no alcanza la eficacia de ¿Qué pasó ayer?, porque aquella suculenta idea tenía una pareja acumulación de alternativas. En este caso el espacio de diversión se reduce mucho y por momentos flaquea. De todas maneras es indudable que, con el aporte significativo del dueto de comediantes protagónico, Todo un parto provoca, merecidamente o no, un puñado considerable de sonrisas, risas y risotadas a lo largo de su metraje. Y eso siempre se agradece.