Todo un parto

Crítica de Sergio "Brujito" Olivera - CiNerd

LA QUE TE PARIÓ

Mucho leí acerca de esta película, y mucho me sorprende que en la mayoría de los portales se ocupen más de compararla con otras que en realizar una crítica puntual. Si bien es cierto, y no se puede omitir, el guiño (¿remake escondido?) a MEJOR SOLO QUE MAL ACOMPAÑADO (PLANES, TRAINS & AUTOMOBILES, 1987) de John Hughes, la repetición de una fórmula que da buenos resultados en taquilla o el hecho de que en los créditos se repiten director (Todd Phillips) y actor protagonista (Zach Galifianakis) hay que remarcar un par de cosas: esta película no es la continuación de ¿QUÉ PASÓ AYER? (THE HANGOVER, 2009) y, si bien es políticamente incorrecta, no escapa a los cánones de la comedia standard estadounidense. Por tanto, endilgarle a Phillips el no superar a su predecesora o repetir elementos típicos de la comedia resulta irrisorio. DUE DATE (prefiero no escribir el nombre traducido porque sinceramente me da alergia) resulta una película que cumple su objetivo de entretener; que, rozando lo grotesco por momentos, posiciona al director en los puestos de vanguardia dentro de la comedia Hollywoodense.

Peter (Robert Downey Jr. de IRON MAN) es un arquitecto que debe viajar a Los Ángeles para presenciar el nacimiento de su hijo. En el aeropuerto conocerá a Ethan Tremblay (Zach Galifianakis de THE HANGOVER), un intento de actor que viaja al mismo destino para intentar consagrarse en Hollywood. Luego de una discusión en el avión, ambos deberán emprender el viaje de regreso a casa en un auto alquilado, tras quedar marcados como no autorizados para volar. Desde la primera escena de esta película reconocemos que estamos ante la fórmula “dos hombres polarmente opuestos recorrerán una gran distancia juntos en la que pasarán del odio a la amistad”, incluso tenemos, en esta primera escena, un claro guiño a como será el desenlace de la historia. Con todo esto a cuestas el desarrollo no deja de ser bien llevado, al tiempo de tener momentos hilarantes alternados con picos dramáticos muy bien logrados. Lamentablemente, el final deja bastante que desear, mostrándose endeble y falto de ideas (salvo por el gran fragmento final, con un guiño especial para el público asiduo a las sit-com norteamericanas).

La película se apoya tanto en las situaciones cómicas, bien escalonadas durante la evolución de la historia así como en la gran interpretación de ambos actores. Downey Jr., que sigue demostrando que está en un buen momento de su carrera, encarna perfectamente al arquitecto con aires de superioridad un tanto neurótico. Pero incluso con esta gran actuación se ve superado en varios fragmentos por un Galifianakis, quien lleva el peso mayor del film con su personaje naif, despreocupado y positivista ante todo. No obstante, los puntos altos de ambos personajes son sus contrapartes a la comedia: Peter con sus accesos de ira y Ethan oscilando entre el optimismo y la persona absolutamente derrotada y solitaria. Ambos aprueban con creces sus interpretaciones logrando estos vaivenes emocionales (casi inmediatos), generando que el viaje oscile entre momentos graciosos, violentos, escatológicos, memorables (la escena del Gran Cañón es una breve condensación de todo esto), etc.

Quizás lo mas innovador del guión de esta historia resulte en el hecho de que la evolución en la relación entre los personajes funciona en un nivel distinto a la mayoría de las buddy-movies de este estilo. Si bien existe la línea de odio-amistad, no está tan arraigado el concepto de evolución como sinónimo de transformación del personaje. Y esto lo podemos notar en las últimas escenas, en las que vemos a ambos personajes con un lazo de amistad pero sin cambiar ellos mismos como personas. Peter se mantiene con aires de superioridad, con dificultad para mostrar el afecto que finalmente empieza a sentir por su compañero. En contraparte Ethan nunca pierde su aire naif de ingenuidad casi infantil. El lazo se genera, pero sin necesidad de transformar a los personajes.

En oposición a esto, los puntos bajos del film se encuentran cuando el guión (y la realización) intenta ir mas allá de lo, visual e históricamente, común o normal. Ejemplo de esto es la escena en que ambos se encuentran bajo los efectos de lo que fuma Ethan visto a partir de las sensaciones de Peter; esta suerte de viaje cósmico del arquitecto resulta un bache importante en la narración. Por otro lado, oponiéndose a la buena composición de los personajes protagonistas, los secundarios quedaron demasiado relegados. Así Jamie Foxx no aporta más que un par de gags y solo da pie para una nueva situación cómica, mientras que Michelle Monaghan se convierte solo en poco más que atrezzo, apareciendo cada tanto (llamada telefónica mediante) para recordar que el viaje se realiza por un inminente parto. Ambos actores y su relación se desaprovechan totalmente, pudiendo haber aportado una subtrama mucho más fuerte. Siguiendo esta línea, Sonny (el perro que acompaña a Ethan) pasa totalmente desapercibido, salvo por la extraña costumbre que tiene; puesto al mismo nivel que la lata con las cenizas del padre del actor.

Desde el plano técnico no hay mucho para decir. Como casi todo el cine Hollywoodense, la película se apoya en elementos técnicos casi trasparentes (salvo por algunas escenas con cámara en mano), usados en virtud de una narración fluida que muestre a los actores. Quizás lo más destacable sea su banda musical que, no solo acompaña el film, sino que apoya los momentos dramáticos y acentúa la evolución de la relación entre los personajes. Destacable: Ethan cantando Hey You de Pink Floyd, absolutamente alucinado.

Resumiendo, DUE DATE no es una revolución humorística ni la película que marque un antes y un después en el género. Se trata de una comedia más de Todd Phillips (convenientemente ubicada para mantener las expectativas altas frente a la próxima THE HANGOVER 2), pero no por eso menos recomendable.