El viaje a la adultez
Todo un parto (Due Date, Todd Phillips, 2010) tiene como excusa justamente un parto para ofrecernos el desarrollo de una relación de amistad entre dos hombres dispares y sus procesos a partir de esto.
Puedo decir, para comenzar, que la nueva comedia dramática de Todd Phillips ha sido un deleite. Habiendo escuchado y leído buenos comentarios, aún así entré a la sala con poca fe, con la (casi) certeza de encontrarme con un film cómico pero un tanto decadente. Y es exactamente la decadencia el ingrediente que hace de esta película una obra profunda. No creo realmente exagerar al decir esto ya que esta vez Phillips ha elegido mostrarnos un camino personal, un tránsito de la adolescencia hacia la adultez. Pero, ¡qué tedioso es hablar siempre de la madurez, adultez, niñez, etc. etc. cuando muchas veces estos términos no determinan nada! Por eso, podríamos hablar con otra perspectiva y ver a Todo un parto como un viaje introspectivo, a partir y desde el otro hacia algún lugar no descubierto de nuestro ser, suena mejor, ¿no? Entonces, partiendo de nuestra propuesta vemos en Todo un parto un fantástico camino que transita todas las etapas, un camino que se bifurca y se hace uno a la vez: dos personas desconocidas y opuestas son las puertas del descubrimiento de cada uno; conocerme a partir del otro, moneda corriente y práctica diaria. Y con un plus (no menor) que otorga un gran equilibrio al film: el humor.
La historia rapidito: Peter (Downey Jr.), arquitecto, high society, canchero se encuentra en un avión fortuitamente con Ethan (Galifianakis) un aspirante actor, excéntrico y algo (bastante) pesado. Por razones también fortuitas (o no tanto) los bajan del avión y Peter, al perder sus valijas queda a merced de Ethan, a quien considera un completo idiota e insoportable y dependerá de él para que lo lleve Los Ángeles para poder asistir al nacimiento de su primer hijo.
Bien, el viaje se presenta un tanto complejo, alocado y con peripecias inolvidables, mechadas con gags de primera línea (pero accesibles para prácticamente cualquier público) y con intervenciones fugaces pero valorables de Juliette Lewis y Jamie Foxx, sobre todo ella. Ethan se presenta como el aspirante a ganador del sueño americano, buscando ir a Hollywood a triunfar, mostrando su talento con imitaciones bajísimas de Don Corleone y siendo un fiel admirador de Two and a half man. Él parece vivir permanentemente en un mundo adolescente e irreal: trata a su perro como humano, tiene a la masturbación como ritual, no toma dimensión de ninguna situación extrema, etc. Y es este punto donde más se opone a Peter, quien se presenta a sí mismo como un adulto con su vida resuelta, como un superado total, diríamos. Claro, imagen que se la puede creer él y su mujer, y será por la intervención en su vida de Ethan que empezará a dudar de todo el circo armado en su vida. A la vez, para Ethan comienzan a caerse algunos de telones que rodean su vida un tanto ilusoria, desde su contacto con la personalidad fáctica y práctica de su compañero de viaje, que siendo frío y duro a veces hace caer (aunque sea por unos minutos) en la realidad a tal personaje.
Todo un parto1 Todo un parto: o el viaje a la adultez cine
Pero, además de todos estos contactos entre sí que transforman hay un vínculo afectivo que se forja y que también habla de la atracción de los opuestos, de cómo una amistad se alimenta de la diversidad, encontrar en el otro lo que no encuentro en mí mismo.
El ritmo que toma la historia es impecable. Sí podría decirse que la inclusión de momentos de alto riesgo (como choques automovilísticos) o la sesión escapista no fueron de lo más agradable, porque rozó lo fantástico, dejando atrás el ridículo que tal vez se intentó mostrar.
Lo cierto es que podemos ver a este viaje como aquel viaje hacia uno mismo, como el descubrimiento de esas zonas oscuras que intentamos con tanto fervor ocultar; y que de repente aparece algo o alguien que desbarajusta nuestro mundo de cristal, lo que creíamos ser, y que pensábamos que era inmutable. Y precisamente eso es Todo un parto, la intromisión de un ser opuesto a uno en la propia vida. Y Todd Phillips ha sabido perfectamente cómo representar esto con un guión impecable, con un humor escatológico que hace reír a carcajadas. Y, por supuesto, es obra de los dos increíbles intérpretes llevar al extremo las dos personalidades tan bien creadas.