Estarán quienes lleguen al cine para ver a Darín, para ver a Penélope Cruz y para ver a Javier Bardem. Semejante trío al frente de un elenco es, qué si no, una garantía. Y estarán quienes se acerquen para ver lo nuevo del director Asghar Farhadi, el iraní dos veces ganador del Oscar al mejor filme hablado en idioma extranjero, por La separación y El viajante.
Ciertamente ninguno saldrá defraudado, porque los intérpretes cumplen labores a la altura de sus pergaminos, y Farhadi, que rodó toda la película en castellano y en España, teje y maneja los hilos de Todos lo saben como si se tratara de un thriller de suspenso y en el que las relaciones humanas son fundamentales para entender qué ha sucedido.
Y lo que sucedió es que secuestraron a la hija de Laura (Cruz) y su esposo argentino Alejandro (Darín) en pleno festejo del casamiento de una hermana de la protagonista.
Se cortó la luz, hubo una fuerte tormenta e Irene, la hija adolescente que tienen Laura y Alejandro (quien se quedó en Buenos Aires por problemas laborales), desapareció.
Habrá un pedido de rescate por varios miles de euros. Y habrá quién desconfíe de algún familiar, hasta de Alejandro y también de Paco (Bardem), quien supo ser el novio de Laura hace 16 años, antes de que ella se fuera del pueblo.
Muchos dudaban de cómo sería una historia de Farhadi en un lugar que no conoce con personajes no precisamente iraníes. Si algo de eso se pudo vislumbrar en El pasado (transcurría en Francia, hablada en francés, pero un coprotagonista era iraní), aquí sale más que airoso.
Es cierto que el filme tiene un momento bien, pero bien de telenovela que no vamos a adelantar, pero el drama y las intrigas del pueblo chico han sabido relatarse con manejo del timing, para generar una inquietud genuina en el espectador.
Farhadi no elige el pintoresquismo, sino que sigue abocado a lo que mejor le sale: los conflictos entre los personajes que ingresan en un terreno farragoso cuando se trata de crisis profundas dentro de lo ético. La culpa, pero también la mentira y la religiosidad (esto último, en el personaje de Darín) entran en una batidora cuyo resultado puede ser impredecible.
Presentada como película de apertura del Festival de Cannes en mayo pasado, y en concurso por la Palma de Oro, Todos lo saben hace de su título algo más que un enigma. Todos lo saben que tamaño elenco con este director no podría haber fallado. Y también juega con qué es lo que todos saben y nadie dice. Cuando un filme se basa en las relaciones, si éstas están bien contadas, difícil que el batido no se disfrute.