¿Nada para siempre?
Comedia romántica "alla" italiana, muy esquemática.
Todos tenemos un... ex es, sin dudas, una película amable -también en un sentido demagógico- con el público. En Italia fue vista por más de 2 millones de espectadores y estuvo nominada a 9 Premios Donatello. Es muy posible que acá también la disfruten los (muchos) amantes de las comedias romántico-costumbristas, con toques dramáticos, moralejas y desbordes alla italiana. No está mal, al contrario. Analizarla es otra cuestión, nobleza obliga.
Se trata de una película coral, basada en historias de amor/desamor/amor, que se cruzan y avanzan -en todos los casos, trazando un arco redentor- hacia un desenlace más que previsible. Tramas simples, en las que nunca deja de sentirse el artificio del guión, con personajes que no provocan empatía, a pesar de sufrir conflictos comunes a todos los humanos. En la primera parte, lanzan frases ácidas sobre la pareja y luego, tras haber perdido al ser querido, se arrepienten. Aunque para algunos sea demasiado tarde.
Un psiquiatra abre la película con una escena tierna. Tiempos después, en una cátedra, lanza un concepto esquemático (y éste es, justamente, el mayor problema del filme, ser absolutamente esquemático): "El amor pasional se termina 1.000 días después del primer beso. Tarde o temprano estarán destinados a convertirse en el ex de alguien". Unas secuencias después, la ex de él morirá en un accidente y el psiquiatra comenzará a hacerse replanteos...
El filme, que abunda en sobreactuaciones y tics televisivos, oscila entre el realismo, la parodia y el grotesco, con algunos pasajes muy fallidos a nivel humorístico y subtramas de simpleza excesiva. Una chica emigra, por trabajo, de París a Nueva Zelanda (hay paisajes de guía de turismo) e intenta mantener su relación a la distancia; una mujer descubre que el cura que va a casarla es un ex novio suyo; un hombre vive aterrado por las amenazas del ex de su actual; un juez se separa de su esposa -ambos son personajes bien crispados- y pasa de hombre ácido a pendeviejo. Hay que admitir que lanza la mejor frase del filme: "Si la hubiera matado la primera que lo pensé, ya habría cumplido la condena".