Cuando los canales conducen al crimen
"Todos Tenemos un Plan" o, al menos así, lo sostiene su realizadora Ana Piterbarg, que cuenta aquí la historia de dos gemelos, encarnados por Viggo Mortensen, que luego de varios años se encuentran en sus propias decadencias.
Agustín es médico, vive en San Telmo con su esposa (Soledad Villamil) y se encuentra en pleno conflicto matrimonial ante la incertidumbre de una posible adopción. Por su parte, Pedro, vive en el Delta y tampoco está en su mejor momento, sumamente enfermo y con las manos salpicadas de sangre.
Este cruce le permitirá a Agustín salir de su mundo y meterse en otro mucho más peligroso, en el que los límites se desdibujan. El cambio de identidad abre la puerta a un conflicto aún mayor alimentado por venganza y secuestros.
Con formato de thriller y policial negro, la directora juega con la creación de climas, el peligro que crece minuto a minuto y con la incertidumbre de un personaje que decide vivir la tragedia existencial del otro.
Los dos papeles que asume Viggo Mortensen están diferenciados por los aspectos físicos y también por las maneras forzadas del parlamento (hay frases que no resultan convincentes) y se encuentran alejados de la buena composición que logra Daniel Fanego, el villano del relato, o de la isleña que ayuda a Pedro en las colmenas, interpretada con buenos recursos por Sofía Gala Castiglione. El elenco lo completan el español Javier Godino y Soledad Villamil (ambos coincidieron en El secreto de sus ojos) como la esposa de buen corazón que se transforma en una mujer de carácter cuando las cosas no salen como estaban planificadas.
Piterbarg construye un film con buena factura técnica (el espíritu isleño plasma el misterio y es un personaje más) pero la historia no siempre logra el suspenso y la intriga que el thriller exige. La escena del secuestro y del enfrentamiento final está resuelta de manera apresurada.
Todos Tenemos un Plan, muestra a cinco personajes con su lado oscuro, donde la mentira es moneda corriente y el amor funciona de modo utópico. Todos los canales de la historia conducen a un mismo río: el crimen.