Con Adolfo Aristarain sin hacer una película en años, sin el cada vez más llorado Fabián Bielinsky, y con Juan José Campanella metido en la larguísima producción de Metegol, el cine argentino que puede unir alto estándar de calidad con llegada masiva se hace cada vez más difícil de encontrar. Pero uno busca lleno de esperanzas, y así se topa con dos películas como Dos más dos y Todos tenemos un plan.