Tokio

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Desperdicio de talentos

Una bella mujer que carga con un pasado de dolor, conoce en un club de jazz a un melancólico pianista que se siente atraído por ella. Entre ambos podría surgir una historia de amor que sane viejas heridas. Los protagonistas están interpretados nada menos que por dos leyendas del cine argentino, Graciela Borges y Luis Brandoni. La dirección y el guión intentan que la pareja protagónica sostenga todo el film, pero es demasiado para ellos, debido a la pobreza del guión y la puesta en escena. Los actores no están librados a su suerte, están –al menos eso parece- intencionalmente adormecidos por una dirección de actores que los guía hacia donde finalmente los vemos. Es por lo menos insólito que los diálogos sean tan precarios, que no haya habido nadie en el proceso de realización que les dijera que no funcionaban. Pero el director es también responsable de la forma en que ese guión pobre esté filmado sin timing. Las pausas en los diálogos son eternas, sin ritmo, con silencios insólitos para el supuesto ingenio que los personajes tienen. Una línea de seducción con chispa cuyo remate se hace esperar una eternidad deja de ser seductora o de tener chispa. Se nota que la intención del film era mostrar química y seducción entre ambos personajes, pero también es más que evidente qué la película no lo consigue. A esto hay que sumarle un número excesivo de planos detalle gratuitos, que parecen buscar sumar algunos minutos más al cortísimo pero igualmente excesivo metraje que la película tiene. Algunos son imposibles de describir de tan insólitos y absurdos que son. No hay manera de salvar una guión como este filmado de esa manera, y hay que hacer un esfuerzo más que grande para quitarle a Luis Brandoni su habitual energía y convertirlo en este músico de jazz completamente apagado y sin carisma y ni hablar del mérito adverso que significa tomar a Graciela Borges, la estrella más fotogénica de los últimos cincuenta años del cine nacional, y dejarla convertida en su propia sombra. Una oportunidad desperdiciada con una pareja que habría podido dar muchísimo más. Sin buscar una obra maestra, sin grandes méritos otros films nacionales han intentado explorar las historias de amor entre personas mayores, Sol de otoño y Elsa y Fred son dos claro ejemplos. Pero atención, porque acá y seguramente por la vigencia y la belleza sin edad de Graciela Borges, la película no tiene la misma reflexión acerca del amor otoñal que tenían aquellos dos films.