Como opción para los más chicos, una de las duplas más famosas de la historia de la animación... aunque mejor seguir viendo las viejas tiras cuando aparezcan por ahí. Como parte de lo que parece una cruzada por lavar todo lo que fue divertido y ahora se lee como políticamente incorrecto, los pobres Tom y Jerry se suman a otros regresos innecesarios y poco inspirados de grandes personajes animados (El pájaro loco).
Porque si algo tenían las aventuras de Tom y Jerry, ¿qué era? Sí, violencia, y sadismo, y ganas de reventar al enemigo de todas las formas imaginables. Esa era la gracia, el motor de cada capítulo, que acá parece fundido. A partir de la presencia del ratón en un lugar indebido (la cocina de un hotel que se prepara para un gran evento), y la necesidad de traer un gato. Con actores reales interactuando con personajes animados, en plan Roger Rabbit, todo se ve anticuado, perezoso, aburrido. Una injusticia hacia nuestros viejos amigos y su odio mutuo, que nos hace reír.