Aunque pasó mucho tiempo de las dos películas de Lara Croft en la piel de Angelina Jolie, en el 2001y el 2003, el desafío de reemplazarla para Alicia Vikander es grande. Pero convence. No tiene la belleza magnética de la diva con su rostro único, pero es mejor actriz. El tema es que la película que dirige Roar Uthaug tarda mucho en llegar realmente a la aventura y se engolosina sin justificación en entrenamientos y una carrera de bicis, hasta que la acción prometida comienza. Y si bien se exagera con el vínculo padre e hija, para motivar las acciones, las escenas de jungla y todos los mecanismos de la famosa tumba de una emperatriz china tiene el aire a lo Indiana Jones y esta muy bien logrado el impacto. Por supuesto que da la puerta abierta para que esta heroína se luzca en el futuro y se vea disparada directamente a las fantásticas hazañas. Diversión módica para una protagonista resucitada en el momento justo, como una suerte de precuela, con una actriz que hasta ahora daba muestras de sensibilidad artística y debió entrenar y endurecerse para hacernos creer que es una trotamundos insaciable e imbatible. Para los que aman la acción y tienen el recuerdo de las anteriores producciones, terminarán aceptado la nueva cara de Lara. Demasiados trucos digitales y pocos momentos de algún interludio amoroso, reemplazados por la devoción filial. Sin embargo cuando arriban las persecuciones o se adentra en la maldición china, todo empieza a funcionar.