La nueva versión de Tomb Raider quedará en el recuerdo entre las mejores adaptaciones que se hicieron en Hollywood sobre un video juego.
Un grupo muy selecto por cierto, ya que por lo general esta temática suele brindar decepciones constantes, como vimos hace poco en la olvidable Assassin's Creed
Me encantó esta película y estoy convencido que no se puede adaptar Tomb Raider mejor que esto en términos visuales y técnicos.
Si bien no está exenta de objeciones y tiene cuestiones para mejorar en el caso de una futura continuación, la nueva producción captura muy bien el espíritu de aventura de esta propuesta y lo que es más importante, las características esenciales de la versión moderna de Lara Croft.
Un personaje que fue un producto de su tiempo cuando surgió a mediados de los años ´90. Por entonces se habían puesto de moda, especialmente en los cómics, las heroínas voluptuosas que llamaban la atención por sus físicos exagerados y las vestimentas sugerentes que utilizaban.
Dentro de ese contexto, Lara era un objeto sexual que se destacaba en la acción y no tenía más profundidad que eso. En el cine Angelina Jolie encarnó esa versión de la exploradora en filmes olvidables donde ella era la principal atracción.
Recién en el 2013 Tomb Raider experimentó cambios radicales cuando la guionista Rhianna Prachett (hija del célebre autor Terry Prachett) concibió el aclamado relanzamiento de la franquicia, que fue un enorme suceso y presentó una encarnación más compleja y dramática de la popular heroína.
Esta adaptación cinematográfíca que se estrena esta semana está basada exclusivamente en las últimas entregas del juego y la serie de cómics de Gail Simone (Wonder Woman).
Atrás quedó la aventurera sexualizada que era una millonaria excéntrica y llamaba la atención por sus ajustadas vestimentas.
La nueva Lara Croft ahora se desenvuelve en pantalones largos, cambió los revólveres por el arco y la flecha y tiene una personalidad más vulnerable.
Alicia Vikander (La chica danesa) que es una actriz con formación en roles dramáticos y no contaba con experiencia en el género, brinda una composición brillante de esta encarnación moderna del personaje.
Si bien su presencia física no llama la atención como lo hacía Angelina, Vikander le puso tanta dedicación y corazón a su rol que es imposible no sentir empatía por ella.
Una característica interesante para resaltar de este film es que la nueva Lara Croft no es la protagonista perfecta a la que todo le sale bien de un modo cool y estilizado.
A diferencia de Rey de Star Wars, que se convirtió en Jedi por un tutorial de You Tube o las heroínas de Milla Jovovich que aciertan todas las balas, en esta historia Lara es presionada física y emocionalmente al extremo.
En ocasiones toma malas decisiones, la vencen en combate y sus eventuales victorias le cuestan literalmente sangre, sudor y lágrimas.
Al margen que esto le da una mayor riqueza al personaje, estas falencias que presenta la protagonista se debe a que nos encontramos ante una heroína en construcción, que todavía no surgió como la aventurera famosa que llegará a ser.
La transformación que tiene Alicia Vikander desde su aparición inicial hasta la conclusión está muy bien trabajada y rara vez podemos disfrutar estas cosas en filmes basados en videos juegos, que tienden a enfocarse más en los aspectos visuales.
Esta es una película que le otorgó un foco importante al desarrollo del personaje principal y sus vínculos familiares.
La dirección de Tomb Raider corrió por cuenta del noruego Roar Uthaug, quien fue responsable de La ola, una muy buena propuesta de cine catástrofe que pasó por los cines hace un tiempo.
Al igual que en aquella producción, Uthaug abordó los efectos especiales con mucho equilibro y la gran mayoría de las secuencias de acción fueron trabajadas de un modo práctico, donde sobresale el desempeño físico de Vikander.
La puesta en escena en ese sentido es brillante y hay numerosas escenas que tienen referencias directas al video juego. En estos días donde se abusa permanentemente del CGI, Tomb Raider sorprende con un extraordinario diseño de producción que se luce especialmente en la media hora final del film.
Dentro del reparto secundario en lo personal esperaba mucho más de Walton Goggins (Justified , The Shield), un gran actor que suele destacarse en roles de villano. Lamentablemente en esta película estuvo muy limitado por el guión y si bien su trabajo es muy correcto no explota el potencial del artista con este tipo de personajes.
Dominic West (The Wire) logra lucirse un poco más como el padre de Lara Croft que tiene más relevancia en la trama.
En la ausencia de un villano más sólido y el modo acelerado en que se desarrolla el tercer acto se encuentran las debilidades más fuertes que tiene la dirección de Uthaug. La mitología que presenta se podía haber expandido un poco más y la trama se embrolla en la resolución donde faltó una pulida del guión.
No obstante, son cuestiones que se podrían resolver en una potencial continuación y en el balance general las cosas que se hicieron bien tienen más peso.
Tomb Raider captura el espíritu de las viejas historias de Indiana Jones, quien no fue otra cosa que el padre espiritual de esta heroína, al mismo tiempo que le hace justicia a la fuente original de esta propuesta.
Vuelvo a reiterar, ante tantas decepciones que dejaron numerosos filmes horrendos basados en video juegos, en este caso al menos hubo un esfuerzo por brindar una buena película.
El relanzamiento de esta franquicia supera con facilidad a los filmes previos y en la interpretación de Alicia Vikander encontramos a la mejor Lara Croft del cine.