Tomb Raider

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Incluso estando en una época donde los videojuegos son prácticamente pensados como una película, sus adaptaciones cinematográficas (ya sea por pereza narrativa y/u ostentación de recursos técnicos) todavía no consiguen sacarse el gualicho de no poder hacerle justicia al material fuente. Tomb Raider, adaptación y lavada de cara de la aparición que tuvo recientemente el personaje, no consigue ser una excepción.

No esa clase de Croft

Lara Croft es la heredera de un imperio, pero prefiere deambular por las calles de Londres siendo una repartidora. Esta sencilla existencia llega a un alto cuando le informan que se han cumplido siete años de la desaparición de su padre y debe firmar los documentos que lo pronuncien legalmente fallecido. Lejos de asumirlo, ella decide embarcarse en una búsqueda tomando como punto de partida el último paradero de su padre: una isla remota que alberga los restos de una mítica y poderosa hechicera japonesa. Una búsqueda no exenta de obstáculos impuestos por cazadores de tesoros que desean adquirir dichos poderes para su propio beneficio.

El guion de Tomb Raider lamentablemente tiene sendos problemas narrativos. Estamos hablando de sospechosos habituales como incoherencias, predictibilidades y situaciones resueltas por casualidad más que por una acción directa de la protagonista. Las escenas de acción están bien ubicadas y desarrolladas, pero sus resoluciones no pocas veces cuentan con los problemas ya mencionados. Aparte cabe aclarar que hay muchos personajes que están prácticamente de adorno y otros cuyo pobre desarrollo ponen demasiado en evidencia que estamos hablando de otro intento desesperado de empezar una franquicia. Sólo que en este caso es tan pero tan notorio que contribuye a que la resolución haga quedar a la protagonista como una completa estúpida.

Las comparaciones son odiosas pero a veces son inevitables, por lo que muchos se preguntarán cuál es la evolución, si la hubiere, respecto de la versión del personaje encarnada por Angelina Jolie en el 2001. Lo único que puede decirse es que esta Lara Croft es más terrenal y no tan exagerada. En aquella versión el personaje luchaba con robots y saltaba en bungee dentro de su propia casa. En esta, la afición a los deportes extremos es retratada mediante una persecución en bicicleta por Londres donde también muestra la inteligencia del personaje para despistarlos. Un detalle apreciable, por ínfimo que sea, en una narración que deja bastante que desear

En materia técnica tenemos una apropiada fotografía y montaje, adjetivo también aplicable a los efectos visuales utilizados, destacándose más en las escenas de acción.

En materia actoral, Alicia Vikander hace lo que puede, pero lamentablemente el guion no la ayuda. Caso también aplicable al antagonista que encarna Walton Goggins. Un poco mejor parados quedan Dominic West y Kristin Scott Thomas, pero por una simple cuestión de ser intérpretes de mayor trayectoria.

Conclusión

Tomb Raider es un ensamble de acción que propone escenas propias de sus orígenes informáticos, pero es endeble en su fundación y operación narrativas. Ni su apropiada propuesta visual o competentes actuaciones ayudan a que la película llegue a buen puerto.