Los debotos al videojuego, sin dudas disfrutarán de la película por sus referencias, guiños y situaciones. Si la película, llega a recaudar la cantidad de dinero que se espera, tendremos Tomb Raider para rato.
Hace más de una década atrás, Angelina Jolie se encargó de personificar a uno de los personajes femeninos más fuertes de la industria de los videojuegos, cuando se encargó de interpretar a Lara Croft en Tomb Raider (2001) y en su secuela, Tomb Raider: La cuna de la vida (2003). Teniendo altos y bajos, se pudo considerar a estas dos primeras adaptaciónes como aceptables, sobre todo por la gran forma de combinar la aventura y el dramatismo logrando una película bastante fiel y con guiños al juego, pero también para atraer al público ajeno a los videojuegos, sentando algunas bases bastante originales que quedaron muy bien. Ahora, 15 años después de su última participación en cines, la aventurera londinense regresa con un reboot que promete mucha más acción y momentos épicos que la saga pasada.
De la mano del director noruego Roar Uthaug, llega Tomb Raider: La aventuras de Lara Croft (Tomb Raider, 2018). En esta oportunidad, planteando una historia de origen totalmente novedosa, Lara Croft (Alicia Vikander), es una joven de cuna de plata cuyo padre está desaparecido y presuntamente muerto. Deberá luchar contra viento y marea para conseguir la verdad sobre su padre. Mientras tanto, deberá combatir contra las fuerzas armadas de la corporación TRINITY, una organización secreta que de manera encubierta, se encarga de buscar y saquear tumbas de antiguos mitos y leyendas, para apoderarse de los poderes sobrenaturales que estas poseen y así conseguir el completo y total control del mundo. En el medio de su cruzada para detener a TRINITY, Lara deberá enfrentarse a la posibilidad concreta de no encontrar a su padre y de que sus miedos de quedarse sola, se concreten.
Algo que hay que decir sobre esta nueva primera entrega de una de las franquicias de videojuegos más longevas que hay, es que en este caso, es una película para aquellos que aman, siguen y juegan a las aventuras de Lara Croft. Esta peli tiene guiños por doquier hacia el título en demasiados pasajes del relato y para aquellos que hayan pasado horas y horas jugando a sus últimas ediciones, encontrarán esta cinta bastante amena. Para el grupo que no vive el día a día con el videojuego, posiblemente sea mucho más difícil para ver.
¿Porque será más difícil para ver? Prácticamente es una historia que no tiene alma. Este es un elemento que suele suceder con las adaptaciones de juegos, pero este caso es súper notorio. Hay más de un par de situaciones donde los problemas se resuelven casi de casualidad y solos. Quitando que todo lo que sucede es muy predecible, el guión tampoco ayuda para nada. Diálogos absurdos, tomas por demás rebuscadas y una elección del elenco bastante normalito, hacen que la película aburra a pesar de sus grandes escenas de acción.
Lo único rescatable de la película, es el gran trabajo de su protagonista principal. Se puede reconocer que Alicia Vikander hizo un trabajo especial previo a la filmación y que en él, dejó la vida. Demuestra fuerza, inteligencia, valor y sobre todo muchas ganas de sobreponerse a las adversidades. El aspecto físico logrado por Vikander para el papel, tiene un nivel de semejanza con el personaje animado que sorprende. Desafortunadamente para ella, el resto del elenco está solo para acompañarla, nadie se destaca, nadie. De hecho, en un 95 por ciento del corte final, ella está en escena y se siente una sobre explotación del personaje.