Tomorrowland

Crítica de Ana Manson - Toma 5

El mañana nunca muere

“Tomorrowland”, rebautizada en nuestro pagos como “Ciudadanos del mañana”, es una película de aventuras por sobre todas las cosas, bien fiel al estilo de Disney. La protagonista es Casey, una adolescente cuya curiosidad científica y empedernido optimismo no la dejan darse por vencida ante nada. Son justamente estas características las que la llevan a ser “especial” y recibir un prendedor con extraordinarias cualidades que le cambiará la vida.

Pero no sólo su vida será la que cambie. Detrás de cada respuesta que Casey va encontrando se esconde un misterio aún más grande, y a medida que avanza la trama vamos descubriendo que su destino implica más que su realización personal y está atado al destino de algo mucho mayor. En esta característica del argumento encontramos la influencia de la mano de Damon Lindelof, uno de los creadores de la serie “Lost”. Y al igual que en ésta, los misterios serán demasiados como para poder cerrarlos. Tiempo no falta, dado que la película dura más de dos horas, pero es una constante que la respuesta brindada no alcance a satisfacer la curiosidad despertada en el espectador y queden más preguntas sin resolver.

Sin embargo, el mensaje fundamental de la película es simple, al igual que pasaba con Lost. En aquella, la ideología subyacente a toda la serie era un gran y hermoso “el destino nos cruza para que podamos ayudarnos mutuamente”. Y en esta película, la lección es igual de profunda y esperanzadora: “Los soñadores deben mantenerse unidos para cambiar el mundo”. Todo matizado con la ternura típica de Disney y apuntado a un público más infantil.

La elección de los protagonistas es curiosa y forma un grupo bastante poco convencional que le da a esta historia original aún más frescura: Athena, la pequeña representante del futuro. Frank, el niño prodigio soñador que creció y se volvió un cínico a causa de las desilusiones. Y la inquieta y perseverante Casey, alma mater de la misión. El villano de turno también resulta ser bastante inesperado, al igual que los improbables héroes de esta historia.

Y detrás de toda esta aventura, mensajes esperanzadores y efectos especiales de primer nivel, se esconde también una crítica bastante audaz a una creciente tendencia en la industria del entretenimiento: la del futuro distópico. La eventualidad de un apocalipsis es un tema que ha proliferado últimamente en los medios masivos de comunicación, siguiendo una línea marcada por la literatura. En general se toma como una crítica social destinada a alertarnos y prevernos, al igual que la creciente preocupación por el medio ambiente y las movidas en consecuencia. Pero Brad Bird (director de este largometraje, con joyas en su haber como “Ratatouille” y “Los Increíbles”) nos deja ver una perspectiva distinta sobre esta tendencia, que según su visión ha pasado a mayores.

“Tomorrowland” es un viaje fantástico digno de la mejor infancia, lleno de vistazos al futuro y al pasado, con foco en el presente y una preocupación genuina por dejar una lección que pueda ser asimilada por espectadores de todas las edades.